FADIR DELGADO

 


El niño que sacamos de la tierra

 

Tuve anillos donde vi los rieles de un tren

No los conociste

Me los tragué como quien come ojos de pájaros

Sé que no quieres que hable 

y señalas las aves que picotean los espejos de los carros

 

Yo solo veo anillos golpeando los vidrios

Quiero contarte del baúl de los zapatos

Ese que se volvía frío en la mitad de la sala

 

Quiero mostrarte el vestido con el que castigo mi cuerpo

Ese mismo que tomaré para vendar al niño que sacamos de la tierra 

cuando intentamos hacer una casa en medio de las llamas

 

Fuimos dos cielorrasos que buscaron el país más extraño para desagarrarse

Y celebras el desgarro con una taza de café en la cocina

 

Abro la nevera y pongo hielo en mi vientre para mostrarte cómo llora el niño que sacamos de la tierra

 

Se enciende una luz roja que no me deja dormir

el niño es esa luz roja 

Se apaga cuando lanza sus gritos como flechas 

cuando viene con la boca abierta a herirme el pecho

cuando viene con la boca abierta

a romperme el cuerpo con su golpe de hambre.

 


Sangre en el vientre

 

La piel se abre como tierra

como la cabeza deforme de un dios

y su tristeza

 

No tengo auxilio

No puedo encender 

el fuego porque 

este incendio no es mío

 

No son mías

las palabras

No son mías

las espinas

ni las piedras

ni las larvas del jardín

 

No son mías las ventanas

Ni siquiera es mío el salto

 

Ni siquiera es mía

                           la herida

tampoco la sangre que limpio de este vientre

 

No son míos 

los muertos de esta casa.

 

Explicación

 

El niño juega al niño ciego

Le gusta entrar a la oscuridad con los ojos cerrados

La oscuridad para el niño es un juguete que suena como un tren de cuerda

 

Es la mascota que lo persigue hasta cuando se trepa a los muebles de la sala

El animal que no tiene y no tendrá

 

Sé que la madre aprovecha la oscuridad para matar a los gusanos del jardín

El pie de la madre atraviesa como un cuchillo el cuerpo de los insectos

Hay que matar el veneno 

-dice

 

¿Cómo le explica al niño que los pies también son filos para matar gusanos? 

¿Cómo le explica al niño que los gusanos abren la piel?

¿Cómo le explico que los pies son sellos de veneno para matar insectos?

¿Cómo se le habla a un niño del veneno?

 

El niño ha escondido cadáveres de gusanos bajo las piedras

No sabe de dónde vienen

Tampoco lo pregunta

Ha escondido tantos que ya no recuerda los lugares exactos

La única manera de encontrarlos es cerrando los ojos dentro de la oscuridad

Hay que aguantar la respiración  

Es como hundir la cabeza debajo del agua y sacarla en el preciso momento del auxilio. 

 




 

Escritora de Colombia, residenciada en Costa Rica. Magister en creación literaria. Autora de los libros: La Casa de Hierro, El último gesto del pez, No es el agua que hierve, Escritura del precipicio (Colombia) Lo que diga está lleno de polvo (Ecuador), Sangre seca en el espejo y Cama de Hospital vista desde abajo (Costa Rica), La tierra que se tragó el cuerpo (España), Temperatura exacta del miedo (España).

 

Premio Internacional de poesía Tiflos de España 2021. Premio Internacional de poesía Universidad Nacional de Costa Rica 2020. Premio Distrital de poesía de Barranquilla, otorgado por la Secretaría de Cultura de la ciudad (2017). Premio Distrital de Cuento de Barranquilla, otorgado por la Secretaría de Cultura de la ciudad (2018). Ganadora de la Beca de Circulación Internacional para creadores (2018) que otorga el Ministerio de Cultura de Colombia. Mención especial del Premio Internacional de poesía de Puerto Rico, 2020. Finalista del VII Premio Internacional de Poesía Jovellanos de España,2020.Primera Mención del Premio Tomás Vargas Osorio de Colombia, 2020Premio en Poesía del Concurso Internacional de literatura de la Universidad de Buenaventura (Colombia). 2014. Ganadora de la Residencia Artística en Montreal por parte del Ministerio de Cultura de Colombia y el Consejo de Artes y Letras de Quebec, en el área de literatura. 2013. Ganadora de la convocatoria internacional de la Oficina de la Juventud de Québec para participar en un intercambio literario en esta Provincia. 2010. Su libro El Último gesto del pez fue traducido y publicado al francés por la editorial Encre Vive de Paris en el 2015.  

 

Sus textos han sido publicados en diferentes revistas literarias nacionales e internacionales. Invitada a distintos festivales y encuentros culturales en Europa, Latinoamérica, Canadá y Egipto. Sus textos han sido traducidos parcialmente al inglés, al árabe, al francés, al italiano y portugués. 



Colaboración: Luisa Isabel Villa Meriño

GLACIAR

  


8 de diciembre de 2021

 

Somos les niñes 

que nunca fueron 

invitados a cumpleaños.

 

Somos los niños 

que les bajaron los pantalones 

en medio de la clase.

 

Somos los niños 

que nos llamaron

enfermos, maricones,

marimachos,

que nos inventaron seudónimos

para lastimarnos, humillarnos

y, finalmente, silenciarnos.

 

Somos las que hemos tenido 

que demostrar nuestra valía el doble,

que para agradar teníamos 

que tolerar cargar con más trabajo 

en la tarea grupal.

 

Somos la escoria social,

deviniendo en lacra institucional,

jugando a ser realeza…

 

Somos esos que recibían palizas y acoso,

somos las que los baños 

y las clases de gimnasia

nos generan pánico.

 

Somos esas que cada mañana 

teníamos que levantarnos y mentalizarnos 

de que, en el camino al colegio, 

no más de un kilómetro, 

íbamos a tener que soportar gritos, 

bajar la mirada y seguir caminando… 

esperando que no vaya a más.

 

Somos las que jamás 

hemos sido apropiadamente defendidas 

por las figuras de poder circundantes, 

porque queríamos ser defendidas.

 

Somos las que parecíamos débiles, 

indefensas y sumisas; 

y al parecer solo eso bastaba 

para ser tomadas

como blanco de vuestros ataques.

 

Somos las que se les ha negado 

un primer amor adolescente. 

Desconocemos el flirteo, 

el enamoramiento 

y la correspondencia 

como también se nos ha privado 

del llanto del primer amor juvenil 

y el encontrar consuelo 

en los brazos de las mejores amigas.

 

Somos las que tuvimos nuestra primera vez

con algún tío rancio,

que conocimos a través de algún chat,

que nos duplicaba la edad

y con el cual, ni siquiera,

nos planteamos el consentimiento

porque hemos recibido 

tan poco amor durante toda nuestra vida 

que cada vez que recibimos atención 

nos sentimos en la obligación de corresponderles.

Y sí, también hemos sido violadas 

por tíos que a su vez han sido violados 

porque la violación,

además de ser sistémica e institucional,

es la pandemia 

de la que deberíamos estar hablando.

 

Somos las que para sobrevivir 

acabamos forjándonos una personalidad

que más que eso

parece un mecanismo de defensa.

 

Yo soy la que contaba como plus-one,

la marica mejor amiga,

la actriz de reparto en mi propia vida,

con la que los muchachos tenían 

que hacerse los simpáticos 

para acceder a las bragas de la amiga.

 

Siempre chaperón,

siempre peón, 

siempre una más del montón.

Y ahora tú, pretendes decirme 

que me vaya, 

que me calle, 

que me aparte, 

que esta no es mi celebración, 

que ya se pasó mi hora, 

que ahora soy lo suficientemente adulta

como para atender a otras cuestiones…

 

Y ahora tú, quieres que me haga a un lado 

y no ocupe tanto espacio, 

que no hable tan fuerte 

y que no esté enojada todo el tiempo, 

que elija mis batallas, 

que me baje de las carrozas 

y que pida permiso,

que sea una jugadora de equipo y confíe…

 

Así que ahora que sabéis lo que sabéis 

les pido muestren 

un poco de generosidad

con toda esta monstruosidad.

 

 

8 dicembre 2021

 

Siamo lз bambinз

mai

invitatз ai compleanni.

 

Siamo i bambini

a cui calavano i pantaloni

nel bel mezzo della lezione.

 

Siamo i bambini

che venivano chiamati

malati, froci,

camioniste,

a cui venivano dati soprannomi

per farci del male, umiliarci

e, infine, zittirci.

 

Siamo quelle che dovevano

dimostrare il doppio delle loro virtù,

che per farsi piacere dovevano

impegnarsi di più

nei lavori di gruppo.

 

Siamo la scoria sociale,

divenuta peste istituzionale,

giocando a essere regine… 

 

Siamo quelli che pativano botte e soprusi

siamo quelle col trauma

dei bagni

e dell’ora di ginnastica.

 

Siamo quelle che ogni mattina

dovevano alzarsi e abituarsi all’idea

di dover sopportare,

in quel chilometro scarso verso scuola,

le urla

lo sguardo rivolto verso il basso e senza mai fermarsi…

sperando di non ricevere di peggio.

 

Siamo quelle che non sono mai

state abbastanza protette

dalle figure di potere circostanti,

perché volevamo essere protette.

 

Siamo quelle all’apparenza deboli,

indifese e sottomesse;

e a quanto pare ciò era abbastanza

per convertirci

nel bersaglio dei vostri attacchi.

 

Siamo quelle a cui è stata negata

la prima cotta adolescenziale.

Non sappiamo nulla del flirtare,

dell’innamorarsi

e dell’essere corrisposti

come pure ci hanno privato

del pianto per la prima delusione amorosa

e del conforto

fra le braccia delle migliori amiche.

 

Siamo quelle che la loro prima volta l’hanno avuta

con qualche tizio attempato,

conosciuto via chat,

col doppio dei nostri anni

e che, neppure,

abbiamo mai pensato di rifiutare

per aver avuto

così poco amore nella nostra vita

che ogni minuscola attenzione

sentivamo l’obbligo di ricambiarla.

E sì, siamo state anche stuprate

da tizi a loro volta stuprati

perché lo stupro,

non solo è sistemico e istituzionale, ma

è la pandemia

di cui tutti dovrebbero parlare.

 

Siamo quelle che per sopravvivere

si sono forgiate di una personalità

che sembra più

un meccanismo di difesa.

 

Sono la “più uno”,

la checca migliore amica,

l’attrice non protagonista della propria vita,

con cui i ragazzini

dovevano atteggiarsi

per poter entrare nelle mutandine dell’amica.

 

Sempre il terzo incomodo

sempre la marionetta

sempre una delle tante.

E ora tu mi vieni a dire

di andarmene,

di far silenzio,

di spostarmi,

che questa non è la mia festa,

che il mio momento ormai è passato,

che adesso sono abbastanza grande

per badare ad altro.

 

E ora tu pretendi di mettermi in un angolo

senza occupare troppo spazio,

di non alzare troppo la voce

e di non essere perennemente incazzata,

di scegliere le mie battaglie,

di scendere dalle carrozze

e chiedere permesso,

di fare gioco di squadra e fidarmi…

 

Perciò, ora che sapete tutto

vi chiedo

un po’ di cuore

davanti a tutta questa miseria.

 

 




Elias Miguez / Glaciar

 

Elias Miguez (1991, Buenos Aires-Argentina). Licenciado en composición coreográfica con mención en Expresión Corporal. Como coreógrafo ha estrenado obras como “Sexo De-vil”, “Abortar la Danza”, “El verano” y “No hay mal que dure cien años…”.

A partir de 2017 emigra a España donde trabaja con coreógrafos como Rui Horta y Mónica Runde, entre otros, participando a proyectos en el Matadero de Madrid, el Conde Duque y la sala Cuarta Pared. En 2021 estrena dos piezas escritas, dirigidas e interpretadas por él mismo: “Vida, muerte y resurrección” (Antic Teatre) y Concierto nº1 (Teatro Pradillo).

Desde 2017 escribe poesía contemporánea de verso libre que integra en los textos de sus obras y sus apariciones bajo el alter ego drag Glaciar, con el cual ha ganado el primer festival internacional de Drag&Opera 2021.

 

Davide Caroleo (traductor)

 

Licenciado en Lenguas y Culturas Modernas (inglés y español) por la Universidad de Urbino "Carlo Bo", trabajó inmediatamente como profesor de italiano, traductor y mediador lingüístico y cultural dentro del sistema de acogida y protección de solicitantes de asilo. Posteriormente, realizó un Máster en Traducción Literaria en la Universidad Complutense de Madrid, donde actualmente reside y trabaja como traductor literario (SPA - ITA), ocupándose también de la edición y corrección de textos. Sus traducciones se han publicado en la industria editorial y en varias revistas literarias en línea.

CARLOS MANUEL VILLALOBOS

 

Picasa


La costurera

Ella enhebra la saliva. 

Ella mide y traza con la tiza un pájaro en la tela.


Su ojo cruza el ojo de la aguja.

y ata el viento a la bobina.


Luego corta. Luego une. Luego pega.

Luego corta. Luego une. Luego pega.


La tijera es un baile de muchacha sobre el hielo.

La tijera es un reptil hambriento que corre por el llano.


Luego corta. Luego une. Luego pega.


Su Singer de pedal anda por la tela 

con los labios apretados.


Su Singer gime a todo grito su trabajo.


Su Singer gime a toda máquina 

las ganas de un abrigo.


Luego corta. Luego une. Luego pega.


Ella sabe la puntada que lleva la costura de los sueños.


Ella sabe remendar el alma 

cuando se hiere con las púas de la tarde.


Luego corta. Luego une. Luego pega.


Ella cose guiños y recatos.

Cose el silencio y las palabras.


Ella cose el ruedo de un suspiro.

Ella cose los ojales de un secreto.


Ella cose las sisas que ajustan unas manos a la piel.


Luego corta. Luego une. Luego pega.



La conjura de Belén


No caben más heridas 

en la punta del cuchillo.

No caben más garrotes

en el cráneo de los rebeldes.

Estos muertos

no cabrán nunca en su ceniza.


La conjura de Belén fue terrible.

José de Bustamante y Guerra

le sacó las vísceras al día

antes de que alumbrara el fuego. 


 La conjura de Belén fue terrible.

Condenaron a la horca un río 

antes de que el mar se lo tragara. 

Le arrancaron las pupilas 

a San Carlos de Borromeo.

No hubo suficiente tinta 

para imprimir en el aire

las palabras de esta noche. 


Ni siquiera las piedras pudieron 

esconder su nombre. 

Ni siquiera los barcos viejos 

pudieron encontrar la costa. 

 

Veamos. 

Era 28 de octubre de 1813.

Un círculo de escribas se tatuaba lanzas rojas

en la punta de la lengua.

En la celda de un convento 

los curas hacían relojes

con pólvora de Dios


La conjura de Belén fue terrible.

Del otro lado también estaba el ojo del Espíritu Santo

y el palio del obispo que ladraba 

con la Biblia abierta.


La conjura de Belén fue terrible.

Los insurgentes se vistieron con su propia sombra.

A unos los mataron con las sogas del infierno

a otros les dieron a beber las letras del desierto.


Esa noche los rebeldes

se tuvieron que comer sus propios huesos. 



Exhumación


Exhumo pedazos de mí mismo en la tumba

de los nombres. 

Soy el epitafio que escribieron los abuelos,

el color que no pudieron

borrar los homicidas.


Por este árbol 

sube el tiempo a preguntar 

si ha vuelto a nacer un río.


Soy ahora el que sigue,

el que lleva a cuestas la palabra,

el heredero que carga la ceniza

de esta casa



                                                                     El río se inclina hacia su sed.

Gloria Gervits


El alambique


El río escondía un alambique 

donde mi padre fermentaba rencores 

a escondidas de la ley

Entonces a esta sed la llamaban saca 

y al agua que ardía

simplemente

contrabando.  


Ambos 

-agua y hombre-

destilaban sus secretos bosque adentro.


Cuando estaba a punto de nacer 

el duende que emborracha al río 

se lanzaba sobre sí mismo 

y se tragaba entero.


Mi padre le decía hermano 

y el río le juraba por Dios que si moría antes vendría por él 

para sentarlo a su derecha.


Mi padre enyugaba guerras para pelear con lo que fuera 

y el río 

sentado en su ceniza

se deshilaba las manos para jurar que sería el ángel de la guarda.  


Un día llegaron de repente los cascos de la justicia. 

Traían en un papel las aldabas de la culpa.


El río 

del susto

fingió que era un muerto de nadie tirado en el camino. 


Mi padre no tuvo tiempo de espantar el miedo.

De camino a la prisión confesó que era suyo el alambique.


De todos modos

quién le habría creído

que ese cadáver de agua

oculto bajo el río

también hablaba solo.



El evangelio de las brujas



No. No fue la primera oscuridad de Dios.

No fue la herida que llamó a la muerte. 


Diana fue la primera luz de los profetas,

la primera sed que da la sal cuando amanece.


No fue fácil esconder la sangre de mujer en los silencios.

No fue fácil negarle el deseo al labio de la piedra.


Lucifer, su hermano, lo supo demasiado tarde.

Quiso matarla con las misas de la culpa,

pero Diana fue siempre más astuta.


Ahora ella es el ojo de un felino,

el caldo de las ollas,

y la yema de las llamas. 

 

Es ella la que corta yerbas para amar.

Es ella la que sube por los montes en busca de la llaga.


Los hombres que cortejan a la muerte la buscan para hacerla suya,

pero Diana es siempre más astuta.


Los barcos de los mares puritanos

prefieren la deriva que los puertos donde duerme Diana.


Los curas de los templos ebrios

la buscan con los perros más borrachos. 


Pero Diana es siempre más astuta. 


De su lengua de partera es hija Aradia.


La niña también sabe cocinar 

las uñas de la noche,


también sabe vestirse de sueño

cuando llegan los que duermen. 


Madre e hija son la misma abeja 

y el mismo hilo de las ruecas.


Son las hojas de un árbol que lo sabe todo: 


El evangelio de las brujas. 




Misterio


Este río es un largo trago que baja

callado

por la garganta del pueblo.


Va en un caballo casi muerto que le heredó la lluvia.


Lleva en ancas el espantapájaros del sueño

y en el hilo de su cauce 

la aguja 

espeluznante 

que enhebra el infinito.




Carlos Manuel Villalobos, Costa Rica, 1968.  

En poesía ha ganado el Premio Internacional Dolors Alberola, España (2022), el Certamen Brunca de la Universidad Nacional de Costa Rica (2014), el premio Editorial de la Universidad de Costa Rica (1999) y el Arturo Agüero Chaves (1993). En el género de cuento obtuvo el premio UNA-Palabra (2019).

Entre sus publicaciones literarias están Fosario (poesía, en prensa); Un río sonámbulo (poesía, en prensa), Curación de la locura (2020, cuento) Altares de ceniza (España 2019, poesía); El cantar de los oficios (2015, poesía); Trances de la herida (México 2015, poesía); El ritual de los Atriles (2014, disertaciones); Insectidumbres (2009, poesía); Tribulaciones (Guatemala 2003, cuento), El primer tren que pase (2001, poesía); El libro de los gozos (novela, 1era. ed. 2001, 2da. ed. 2019); Ceremonias desde la lluvia (1995, poesía) y Los trayectos y la sangre (1992, poesía). 

Es doctor en Literatura Centroamericana, máster en Literatura Latinoamericana, licenciado en Periodismo y profesor en la Enseñanza del Castellano y la Literatura. Se desempeña como docente en la Universidad de Costa Rica, donde imparte Semiótica y Teoría Literaria. En esta institución ha fungido como vicerrector de Vida Estudiantil y director de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura. Ha dictado cursos en universidades de Estados Unidos, México y España, y ha participado como escritor invitado en festivales literarios en España, Alemania, Egipto, Marruecos y en diferentes países de América Latina


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