IGNACIO BVP



3.650

Durante diez años he visto tus ojos 3.650 días  
365 veces al año
En las cunetas vacías
En los pastos que florecen de ellas
Hay cosas que se abren paso en el cemento.


(postal)

la tierra busca
tréboles en tus manos
verdes de risa.

(postal)

y los pasos de
los gitanos levitan
las hojas secas.

(postal)

en la montaña
su risa tinta ríos
salmones al sol.

En algún piso 26

Todo se quema y tus manos son: sumamente cuidadosas al tocarme. En tus ojos las explosiones de los soles, mirando el desastre, las explosiones.
—Te quiero.
Tus pasos levantan brasas
                                       pulsos severos (somos nosotros)
                                                                          mirando el desastre
el fuego
(despreocupadamente) 
—Los dos sabemos que lo que suena es una baliza y no una ballena.  
—¡Que estúpido! —me dices.
—Y sí… suena como ballena.   
—¿¡Y a quién le importa!?
—De verdad, ¿a quién le importa? —y veo arder
los visillos
en tus ojos
las paredes, el techo; cosas átomos de fuego suspendidos en tus ojos (yo solo miro, a través de tus ojos).
Todo se quema
Me preguntas si nos vamos a fundir como metales, si es una posibilidad; te digo, de alguna manera, que no sabemos si queremos pasar la eternidad juntos, y tú asientes, porque a ti te gusta incendiarte, y a mí me gusta caer
por la ventana
                como un pro
                                   cae
como
una sandía tirada del piso 26 se revela
al chocar contra el asfalto.

Sobre el autor:

Ignaciobvp (Chile, 1987). Cursó estudios de Sociología en la Universidad de Buenos Aires (Argentina) y de Composición Musical en ciudad de La Plata (Argentina). Pasó por el Taller de Escritura a cargo del escritor chileno Yuri Pérez, en San Bernardo, Chile. En 2017 hace su primera publicación en revista Telescopio. 

CECILIA JUÁREZ

Gif: Romina Cazón



Cosas que mis perras nunca me dirán

qué has hecho de tu vida
cómo te atreves a verte de tal forma
eres despiadada con este intento de control
por qué odias a la policía
deja de decir que no te gustan las películas de acción
métete en tu molde
no te salgas
deja de escupir al cielo
dios existe
el gobierno te protege
el patriarcado ha llevado al mundo por buen camino
deja de comerte las uñas
ya no engordes
necesitas un marido
eso no te importa tú qué vas a saber
nunca escaparás de acá
te vamos a dar fuerte
ya por lo menos ten un hijo
deja de ser tan garrapata
ten una buena camada de criaturas
se un ama buena
haz la cama
no eructes en voz alta
rómpete la espalda en la cocina
busca la aceptación del otro masculino
busca la atención del otro masculino compite por ella
desvívete
cállate hocicona
deja el vicio
sigue la línea
obedece
obedece
obedece


Al caballo que va sudando su miseria bajo

los focos de una calandria en Acapulco

Caballo, no importa.
Caballo, escuche.
¿Es que piensa que usted es peor que ellos?
Chiquillo,
todos nosotros somos un poco caballos.
Cada uno de nosotros es a su manera caballo.”
V. Maiakovski


Le cantaría canciones sobre équidos que no van a las guerras. Canciones sobre ciudades de équidos que se quedan por siempre en praderas luminosas a fundar sus reinos herbívoros y a correr –como dicen que hacen los équidos cuando son libres y se buscan el contento entre sus iguales, echando a andar las patas poderosas, los músculos que vienen perfeccionándose desde hace millones de años para la carrera, para el escape de los depredadores, para ascender a las colinas y llevar el hocico hasta los brotes verdes sobre el suelo, librar los escarpados templos de las rocas y prevalecer, por sobre todo, con la libertad que les permita morir por su cuenta, de viejos o entre las fauces de sus captores.



Epílogo de Danza de los estorninos

Total
que este pájaro entra en un bar
se apuesta en la barra
pide un trago
una mujer lo mira de soslayo
inmutable bebe su cosmo
soslayo-cosmo-soslayo
tira un camino de migas
que conduce hasta su mano
donde esconde una jaula enjoyada
el pájaro se acerca
el pájaro y ella
se hacen de palabras
se sacan los ojos pero era un juego
recogen sus ojos del suelo pero era un juego
toman los ojos equivocados pero era un juego
se marchan atesorando un par de ojos ajenos
pero era un juego
ambos juran algo antes de salir
apresuradamente
esperemos que lleven sus cegueras
hasta las últimas consecuencias.


Cómo hablar con tu gata

Buenos días, ¿tienes hambre?
las estrellas no sirven para nada ayer se
fundieron cuatro
ven
todas las tormentas de arena tienen la misma
génesis
aquí está el desayuno
¿acaso percibo notas de caca con un retrogusto
a… mierda?
sólo no rasgues los sillones
los sillones son un vicio burgués
voy a caminar
¿sabes hacia dónde?
no vayas a tirar eso
no lo tires
¿Sabemos que estamos muertas desde el
nacimiento?
¿Quién es una chica buena?
¿Quién quiere ser una chica buena?
Alicate verde/ encontronazo de los ojos/parece que
miran ambas a la leche caliente del universo helado


¿Los bonobos se preguntan si son iguales
a otros bonobos?

Si se lo preguntan, ¿para qué se lo preguntan?
Eres algo, soy algo, habrá valido la pena
encontrarnos,
hacernos desayuno
calor
hacernos nuevas.
La normalidad es la tabula rasa de las cocineras
del mundo.
La normalidad es un hacha que empareja las
ramas a la mala.
La normalidad es mi chicle
mi cuchillito de palo
es mi apéndice podrido
mi horca y mi satélite.
Esperas averiguar qué es lo que traigo entre
manos
Ten:
es mi desesperación
lo más honesto que tengo para darte.


Atípico

Para Gánem

Mi hueso más largo
el fémur de mi rótula
la locomoción de la selva
la invención de la escopeta
y el tenue silbido del agua en la tetera
la revolución industrial
y la alquímica
la lucidez de la abeja
y el lazo mutuo del ombligo que se vuelve
unilateral
el sahumerio y el círculo polar ártico
y también el hielo que se funde
la catástrofe y el vicio del papel
todo eso te miro ser
mientras de los labios te saca la raíz
ese cigarro

Poemas del libro Cómo hablar con tu perrx (Ediciones El Humo, 2019)




Cecilia Juárez, (Toluca, 1980). Estudió Literatura. Ha incursionado en la docencia, trabajo editorial y difusión cultural. Poemas suyos han sido publicados en diversos medios como La Jornada Aguascalientes, Revista Vice, La Colmena, Picnic, entre otros. Ha sido incluida en varias antologías; ha publicado un libro colectivo y varios poemarios entre los que se encuentran: “Fábulas serie B” (Diablura ediciones, 2017)  y “Lobos en un corral de lobos” (Mantra, 2016).

ÁNGELO NÉSTORE







Carta a un padre

Me enseñaste que para vivir debería:
deglutir, apretar los dientes, morderme la lengua. 
Dejaste la camisa tendida, la camisa tendida, papá.
Para ti todo era attrezzo, la corbata planchada, 
mi nudo en la garganta.
La caricia. Esta mano de niño era una caricia:
ayer la palma abierta en la mejilla, 
hoy el destierro dentro de las uñas. 
Para curarse basta con leer el prospecto: 
por si las náuseas, por si el temblor, por si el ojo cerrado. 
Cuando lo tocas, un crisantemo tiene la textura de la carne humana. 
Eso ya no importa.

Ahora me pongo tus camisas.
Ahora todo el peso de las pinzas 
sobre mis hombros.


(Del libro Adán o nada, Bandaàparte Editores)



Ave y Eva

Me resisto a la idea de ser
aquel niño que vivió en mi boca: recuerdo caer al suelo,
hacerme mil pedazos.
La habitación, limpia solo para mí;
la habitación
y este trozo de carne,
estirpe nómada ante el espejo.
Me miro en el cristal
y hay un animal huyendo del fuego,
una jauría con principio de hombre
o un desastre con nombre de niño.
Por eso busqué en el incendio la excusa y en el aire el pretexto,
por eso me arranco la barba
con la mano que antes me besabas.
No hubo salvación para este pájaro,
juro que hice lo posible para domesticar la espera.
Ahora dejo que la tierra tape los huecos de la piel.
Digo casi no soy
mientras celebro los dos bultos de mi pecho.
Escribo la palabra ave, leo la palabra Eva.

Bajo este cielo ya no hay lengua que me nombre.

(Del libro Adán o nada, Bandaàparte Editores)



E io chi sono?

Por la mañana abandono mi sexo.
Al atardecer vuelvo
cuando me desnudo para entrar en la ducha.

Mi madre siempre dice que tengo los hombros de mi padre.
Con el vaho en el espejo el contorno es más ancho, más
generoso.
Dibujo una línea recta con los dedos, con la mano la deshago.

En los ojos guardo la tristeza de las muñecas
que jugaron a ser hijas
y que mis padres acabaron regalando.
El agua fría me trae a mi cuerpo,
escondo el pene entre las piernas.

Mamá, ¿a quién me parezco?

(Del libro Actos impuros, Ediciones Hiperión)




Tanatorio


No es una mujer limpiando una lápida,
sino una madre bañando a su hijo.

Javier Fernández



Cuando exhibís su vestido nuevo, recién lavado,
cuando habláis de su primera palabra, su primer diente,
o dudáis si es mejor darle el pecho o leche en polvo

yo os cogería a todos de la mano,
os llevaría en silencio al velatorio de mi cama,
donde mi hija juega eternamente a hacerse la muerta.
Os mostraría el color de sus ojos fingidos,
su cara hinchada de sueño acumulado,
los dedos arrugados, el pelo limpio,
tras bañarla cada noche con esmero.

Miradme. Yo también soy un buen padre. 

(Del libro Actos impuros, Ediciones Hiperión)



De cuando me equivoqué de bar

Yo soy de esa clase de amigos
que siempre pide otra ronda en los bares.
No tengo hijos,
soy el hijo único de una dinastía de bastardos
que se llena el estómago y se autodestruye.

Mis amigos, sin embargo, son padres,
de esos que buscan una excusa para volver tarde a casa,
siempre me invitan a otra,
nunca quieren que me vaya.

Ellos me miran y cien veces
me cuentan cien veces lo difícil que es
la suerte que yo.
Ellos no ven las hormigas que trepan por mi pierna,
no las ven.
Beben tiempo con su boca de padres,
tragan tiempo con su saliva de padres
y yo me vuelvo cada vez más pequeño
y sus hijos cada vez más grandes.
Y con cuarenta, con cincuenta, 
volveré al mismo bar de la esquina
y entonces los que hoy son niños se preguntarán por qué
tantas hormigas en mi boca,
por qué el amigo de sus padres se sigue creyendo joven. 
Con cincuenta, con sesenta, 
quién me llevará a casa,
quién guardará mis huesos bajo las sábanas.
Con sesenta, quizás, con setenta
quién contestará a mis preguntas,
quién me dirá lo difícil que es,
la suerte que yo
cuando un día me confunda y pida otra ronda
frente a la sola luz de mi nevera.

(Del libro Actos impuros, Ediciones Hiperión)




Sobre el autor: 
Ángelo Néstore: (Lecce, 1986), nacido en Italia y malagueño de adopción. Es poeta, actor y profesor en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga, además de docente de chino mandarín. Ha defendido una tesis doctoral sobre Traducción del Cómic y Teoría Queer. Actualmente dirige el Festival Internacional de Poesía de Málaga Irreconciliables con Violeta Niebla y la editorial de poesía feminista La Señora Dalloway junto a Carmen G. de la Cueva y Martín de Arriba. En 2017 publica su primer libro de poemas escrito en 2015, Adán o nada (Bandaàparte Editores). En el mismo año, obtiene el XXXII Premio de Poesía Hiperión con Actos impuros (Ediciones Hiperión). Su obra poética ha sido reseñada en periódicos y revistas como El País, ABC o Mercurio, entre otras. Con dieciocho años se alzó con el Premio a la Mejor Interpretación Masculina en el Concurso Nacional de Teatro Vittorio Gassman de Roma.  En noviembre de 2017 ha estrenado su primer monólogo teatral como autor y director en homenaje a Gloria Fuertes Esto no es un monólogo, es una mujer en el Teatro Cervantes de Málaga.




DANIEL MARIANI

Alexandra Dillon



Duravit


Deslizo un auto rojo
por la mesa de vidrio.
Nadie ve cómo pruebo su destino sin frenos
en el borde,
en el aire,
en el peso
que abre su cuerpo indestructible
para que yo entienda
la muerte de mi padre.



Trompo


Alguien tomó cuidadosamente los extremos del mundo
y comenzó a envolverlo con un hilo invisible,
pensó un anillo
y lo ajustó con fuerza.

Un primer movimiento
rápido, irónico,
y el hilo se soltó para siempre.



Ajedrez


Enfrentados en la pequeña mesa
se miran largamente
intentando descifrar lo que el tiempo no borró.
Papá y el abuelo saben
que cada palabra es una guerra.
Juegan. Mueren de a poco,
callados.

En el borde del tablero,
confío que alguno me prefiera
y oculte un alfil en mi mano.
Que alguno olvide,
para que sus batallas no sean la mía.

Bicicleta

Después de quitar sus rueditas,
la sostuvo
cuidadosamente
desde el asiento.
Pedaleá, dijo.
Y corrió detrás de mí
hasta que me soltó de golpe
y  anduve solo.

A veces caigo
cuando miro hacia atrás.
Ya no hay nadie.


De El ático, 2009.
Sobre la mesa


Todo fue mezclado.
La vida
se parece a esta sopa
fría y oscura
en la que nada se distingue.

Mi cuchara de bronce
con los años
logró el filo de un cuchillo

para cortar la lengua.
O sacar el corazón
y ponerlo sobre la mesa.



Incendio


Y cuando creíamos haber controlado
todas las caras del miedo,
hubo un cambio de viento.

Los hombres del pueblo formaron una fila
para que el fuego no cruce el camino,
para que no avance
su sol rojo,
su pie de ceniza.

Y nos alejamos de la luz
como animales ciegos.



De Círculo abierto, 2018.


Daniel Mariani nació en Córdoba en 1981. Publicó El ático (Colección Fénix, Ed. El Copista, 2009) y Círculo abierto (Borde perdido, 2018). Fue premiado en el Concurso Estímulo a Jóvenes Creadores 2006/07, género Poesía, organizado por la Agencia Córdoba Cultura y en el Concurso Provincial Falla 2007. Sus poemas han sido incluidos en diversas antologías, diarios, revistas y páginas virtuales nacionales e internacionales. Participó en Mesas de Lectura, Ferias del libro y Encuentros de escritores. Fue columnista de literatura en el programa La barahúnda, radio UTN, ciclo 2008. Desde el año 2000 al 2017 integró el taller de escritura Gente de Palabra, coordinado por Susana Cabuchi.

ENDER RODRÍGUEZ




A LOS 12


A mi padre Hank Bukoswki



A los 12 quería ser desnudista en Manhattan
vender amapola en aviones 
y dejar que los chacras me sacaran del follón de casa  

Quisquilloso soñé en países sin religión
con desahuciados oasis 
desfilando en trapecios de muerte
al revés 

Dijo un tipo en la tele:
“Si pones demasiado el culo al sol 
puede que tu alma ennegrezca”

En mi calle vendían CornFlakes con cloaca
y terribles novelas en cuchitriles 
donde todos morían amando un bolero en una ojiva
y el sexo en aquellos días 
sonaba igual que una Magnum 45 
(como la de Harry, el sucio)

Esas ideas pasaban por mis huesos a mis 12 
y no era un ñoño 
sólo quería algo de picante






MATÉ-MICO


A César Seco


Cómo hacer un post-estructuralista y bipolar verso
contra-lírico sin ser numerológico a la vez 
en una onda kinhgyarayn quien resuelve 
su progresión aritmética 
desde el corpus ½ theta de Rancière

Qué caligrafía china en una alcachofa filológica 
sabría que Freud mató mil veces a su madre 
sin esa carta del I Ching pensando en los porno-tantras
de un griego indigente que parla a lo Höldering con Rilke
-ambos ya tan devaluados-

Quién sabría que el matemático perro con niguas de Pavlov
goteaba septentrionales logaritmos 
en los puntos cardinales e infinitos de la no poesía


Qué angustiante penumbra térmica 
el de las civilizaciones ágrafas 
con respecto al asunto alemán
del sin sentido hegeliano
en tantos asexuados contemporáneos 
políticamente incorrectos 
en ministerios de insalubridad pública





ATOL MADRE 


A Angye Gaona


Medida en cabras y rupias 
por jíbaros sabios
y freída por apedreadores de oficio
¿sabrías Yudith Okth
que los cráneos de las madres 
de tantas colgadas madres 
no dan cuenta nunca
de la exactitud curva de la soga 
hasta el útero en el cuello?

En los quilombos de los sementalesviejos
nacían shamanas
que de sesos de buey
hechizaban entrepiernas nuevas 
con almizcle viejo 
de tantos espinazos sagrados


¿Quién le enseñaría a Lilïu
en milenios hebreos
las neblinas delos pistilos vaginales
enel morbo juego de un ruiseñor?

¿Cómo David y Goliat hoy 
te harían bulling
grandiosa Onhglia Uth
con un dorado martillo punk?

¿En cuál Hollywood asesinarían 
de nuevo a la deliciosa Monroe?

¿Quién caparía Kichjmi
tu espiritual pitillo de clítoris
en una colina africana 
con un ciego escorpión macho? 

¿Fue tu madre o tu oruga padre
quien te incendió la infancia
con un cuchillo hueco y sin filo? 

Medida en cabras y rupias 
por jíbaros sabios
y freída por apedreadores de oficio
no sabrás tú
MinthiYupaknnih
que también mi apedreado semen 
sigue en huelga 
sin saber ni siquiera 
cuál es ni su sangre 
nisu mal tiempo eterno






OTRORA


A César Panza


En el ojo de un inexistente dios
me columpio al revés
y blasfemo
blasfemo

Soy el hombre pasto
y al camuflarme
nadie en esta cósmica perola de jugar
perforando dardos
sabrá que cuando digo
que desaparezco
realmente
desaparezco

Un día invité a esa mujer
que expulsa migrañas
cuando habla de agujeros sagrados
por las axilas
así que fuimos
matemáticamente a ojear pléyades
hasta que se desvaneció
como si fuese un raro pasto fémina
absurdo y viscoso

¿Será que 
alguien anda jugando conmigo
en este macro-hilo de la nada? 

Luego sin desespero
pongo el hollín en un gallo tuerto
que canta tres veces en los olivos
y unos tipejos gritan por allá 
-agarren al pendejo al zoquete- 
-todos al cabrón-
-agárrenlo-
y pasa la policía
se raspa el poco dinero que tenemos
acto seguido el alcalde
y sus secuaces
esconden vouchers de petróleo
hasta el clavijero amargo
de sus progenitoras
malardientes 
y así y sólo así
hiede hiede hiede
el país 
como a fruta de cadáver de dios
el invisible





NOTAS
A mi hermano Eduardo


Por qué no ir hacia donde no sé dónde



A veces cabro, me persigue la in-cordura



Me pregunto que por qué me pregunto tantas preguntas





Sobre el autor:
Ender Rodríguez (San Cristóbal - Venezuela. 1972). Escritor y artista multidisciplinario. Lcdo en Educación Integral. Ha publicado: Cantos del origen (2001, CONAC); El sofá de Beatrice (2006, CENAL); Primavera cero (IPASME, 2007); Creactivo I (BARIQUÍA , 2007); Rabo de Pez Nuevos idiomas en la creación formato e-book (FEUNET, 2014), Ex sesos y asa res Borrones para textos no tan perversos (CENAL, 2016), El Blues de la Parca cuentos grotescos (AMAZON, 2017) y Creactivo II (AMAZON, 2017) entre otros publicados en internet, y en físico como coautor.
www.enderodrigueznomeempoeme.blogspot.com




Colaboración: Sara Montaño Escobar





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