MANUAL DE LA DEPRESIÓN DE ROMA REY POR PAULA MUÑOZ INCLÁN



Quiero empezar por confesarles que a estas alturas de mi falta de obra y prestigio en el mundo literario me halaga muchísimo ser invitada a presentar un libro; lo acepté inmediata y alegremente porque Romina se ha convertido en una gran editora, cada vez lo hace mejor y para mí es un orgullo contar con su amistad y una gran fortuna estar cerca de su trabajo, así que dije yes y me estaba lamiendo los bigotes cuando Romina me soltó el título: “Manual de la depresión”, y yo me paré en seco, ¿en qué me acabo de meter?

Miedo. Tuve miedo como teme cualquiera que no desea ser antipática y exponer el pecado del lugar común en un trabajo ajeno, pues como todos sabemos, la idea del poeta deprimido está muy sobada y lo único que esperamos realmente de él o de ella es una laguna de sintagmas y decires por los que ya se ha pasado ida y vuelta arrancando florecitas sin piedad, hasta dejar un paisaje pelón, desahuciado de sentido, patético...

El otro motivo por el que me espanté con el título de este poemario es que le tengo miedo a la depresión, he pasado años sintiéndome miserable, buscando interpretaciones para mi situación, buscando ayuda, encontrándola, y de un tiempo para acá, huyendo de la tristeza: me veo por ahí repitiendo en diferentes conversaciones que “no quiero ni pensar” en esto y en aquello... Y entonces no pienso en esto y en aquello, y como no pienso, no escribo.

Así que ya con el libro en mis manos tuve que echar mano de mi fe en Romina y un poquito de optimismo para empezar a leer. Inmediatamente entendí que hacer los comentarios iba a ser mucho más complicado de lo que esperaba porque desde el primer verso me pareció que este manual había sido escrito para mí, para que yo lo leyera. Todos estos poemas son producto de la observación de un problema dolorosísimo.

En un texto que se llama Fedro o De la belleza, el célebre filósofo griego Platón explica que para “hacer comprender la naturaleza (de algo superior), basta una ciencia humana y algunas palabras” y esta autora tan joven como tan valiente se sumerge en el universo de símbolos que la rodean y utiliza cada uno para acercarse a la fuente de su sufrimiento. Es un trabajo tan lejano a lo dócil que podemos leer la seguridad que hay en él desde el principio. Permítanme por favor leerles la Advertencia, que está en la página 5.

A lo largo del poemario ocurre una exploración del asunto que pasa por episodios desde lo trágico hasta lo absurdo, relato sostenido por nada más que la honestidad:

Diez pensamientos honestos sobre mi padre 23

El en proceso que atestiguamos, la autora se detiene en cualquier pensamiento que le deje mirar al que no se deja mirar, dice "mi padre, el valiente", y no sabemos si ironiza o si realmente le hace un reconocimiento en un episodio de enorme generosidad. "Qué infeliz y qué valiente", dice, y este poema no se los leo y pero quiero decirles que representa muy bien mi imposibilidad de juzgar como juguetona o cruel a la mujer que está escribiendo esto porque yo me he preguntado muchas veces, cuando siento que alguien pasa sobre mí sin mirar atrás, cómo hace aquella persona que me hizo tanto daño para vivir sin siquiera tomar el tiempo para decir discúlpame, y esto lo pienso incluso cuando me rebasan por la derecha en la carretera, no importa si es un auto grande, pequeño, deportivo, viejo o sucio.

Sobre los personajes del relato que son el padre, la madre, otros hombres e incluso la hermana, se impone el personaje de Dios. No cualquier Dios sino el que los católicos llaman así, Dios. Digo que se impone en el relato porque ocurre con verdadero con protagonismo: se confunde con el personaje del padre, se oculta en él pero también lo juzga y lo castiga al menos en la fantasía de la voz poética.

Somos partícipes de una observación tan exhaustiva que terminamos siendo partícipes de un juicio, una sentencia tras otra y ejecución tras ejecución. Las palabras aquí son fetiches, cada vez que la voz del poema dice "mi padre", vemos las manos de Roma Rey que sostienen un muñeco vudú. "mi padre", el valiente; "mi padre", el infeliz y valiente.
Dicen que los verdugos suelen ser católicos y a nivel de supuesto la voz poética propone la sentencia no siempre como propia, eventualmente como un deseo pero con más frecuencia como premisas teológicas, acaso simples imágenes religiosas, en los contextos inéditos de los sentimientos humanos.

Imago dei, pág 20

A pesar de personificar la furia, el odio con toda su fuerza, esta voz se ubica como una víctima inocente, tiene la inteligencia de mostrar el lugar exacto de una ruptura:

Cartera vacía, pág 42

Después vemos que esta victimización se continúa en todos los hombres. Ella dice: todos se van.

Los hijos de mi padre, pág.9

Y es que el padre Dios, es el hombre Dios, el hombre inmenso que todos los hombres son, el centro de la gravedad, la fuerza más grande...

Plan divino, pág 47

En este Manual de la depresión se vislumbra una poética, un poco de pensamiento sobre el ejercicio poético, muy poco, pero nítido y contundente:


Poesía es tu apellido
junto a mi nombre
Y que, aún así,

no tengamos nada en común.

EL MACHISMO EN EL AMBIENTE LITERARIO

Opinión | Columna: El lado oscuro de la pluma | Autora: Gaby Sambuccetti



“Debes vivir la vida con el convencimiento de que tus actos permanecerán. Somos criaturas que dejamos huella” Zadie Smith



El viernes 12 de julio de 2019 fue un día diferente en Buenos Aires. Muchas denunciantes sintieron que por primera vez en mucho tiempo sus historias fueron escuchadas cuando le dieron la sentencia a un músico argentino que denunciaron penalmente por abusos sexuales reiterados. Ese fue el fin de una etapa y el comienzo de un nuevo ciclo.

Pero si nos vamos hacia atrás en el tiempo, nos encontramos con una escritora, Ariell, quien estaba de paso por la Patagonia. Temblorosa y tratando de superar un ataque de pánico, Ariell trató de escribir un mensaje en una pancarta la cual iba a sostener minutos más tarde en el recital de la persona que iba a denunciar. Esa pancarta decía: “[Las mujeres] no nos callamos más”. Varios años después, esa frase estaba siendo reconocida y citada por un país entero.

Hoy hay una sentencia y muchos medios involucrados. Hay denunciantes unidxs por historias que se entrelazan. Hay una bisagra emocional: algo que se cierra y algo que se enciende.

La escritora y activista, Ariell Carolina Fernanda Lujan, nos hace volver a creer en las palabras del sociólogo Wright Mills cuando nos habla de la interrelación de las personas con la sociedad, de la biografía y la de la historia. Del poder que radica en las personas para generar cambios. Aunque advierte, “[las personas] rara vez son conscientes de la conexión que existe entre sus propias vidas y el curso de la historia del mundo”.

Cuando entrevisté a Ariell y le pregunté dónde radica el poder de la frase “Ya no nos callamos más”,  ella me contestó que, a nivel personal, ese poder radica en la potencia de cortar con el silencio y la impunidad.

Yo también siento una responsabilidad. Todxs deberían sentirla. Pero ¿todxs la sienten? Pienso que en la respuesta de esa pregunta radica la complejidad de la situación que viven muchas personas que son víctimas de abusos y violencias machistas.

El ambiente literario no es la excepción: el silencio y la impunidad en la escena contemporánea es también moneda corriente. Para escribir este artículo recolecté testimonios públicos y privados de distintas escritores y trabajadores del ambiente literario. Aquí se pueden leer algunas de sus palabras:


1. ‘’Los mismos jueces del concurso literario al que asistí tienen un historial de abusos y acosos, y sus compañeros lo saben’’ 
2. ‘’Mientras proclamaba a los cuatro vientos ser feminista, él operaba con lógicas fuertemente machistas y misóginas. Me sentía entre la espada y la pared: por un lado tenía que venderle a los lectores la idea de una organización feminista y por otro lado tenía que soportar sus maltratos y abusos puertas adentro’’
3. ‘’Si bien viví todo tipo de abusos en mi vida, el abuso laboral dentro de la editorial fue el más duro que viví, y él sigue en la empresa como si nada”
4. “Me subestimaba, maltrataba, y al mismo tiempo me acosaba y utilizaba para la expansión la revista. Lo peor es que a medida que la revista crecía, a más gente acosaba”
5. “Soy librera hace años, y cada vez que me contactan sin conocerme, dan por hecho que soy un hombre. Parecería que en la mente de la gente un librero solo puede ser hombre”
6. “Me agregó a Facebook y me empezó a decir que quería que publique con él que era editor, porque él tenía experiencia y contactos. Casi instantáneamente, empecé a recibir un acoso constante” 
7. “Era mi profesor de literatura y me acosaba”

Estos son sólo algunos de los testimonios recibidos de manera anónima sobre el maltrato, abuso y violencia diaria que opera en el ambiente literario. La violencia en el ámbito laboral y profesional es una de las más difíciles de reportar debido a las grandes presiones económicas del mundo capitalista que habitamos.

Los especialistas afirman que en el ambiente laboral y profesional la mayoría de las víctimas no denuncian, por eso es una de las violencias de la que menos se habla. Los compañeros y/o colegas también tienen la misma problemática: temor a perder sus trabajos, lo cual muchas veces, potencia la negación de los hechos. Cuando las personas deciden denunciar abusos machistas y llevan a cabo sus denuncias, terminan muchas veces siendo juzgadas desde muchos frentes, en situaciones laborales desfavorables, y a veces terminan incluso desempleadas o con una importante pérdida de prestigio. 

Ahora bien, no hay que subestimar el valor de la palabra. Esta columna se llama “El lado oscuro de la pluma” porque la escritura ofrece también un espacio de denuncia, de sanación. No es casualidad que la gran mayoría de las denuncias que se hicieron en los últimos tiempos empezaron por medios escritos.  Aunque la escritora Gachi Krause, de esta manera, también cuestiona la utilización de la escritura únicamente como método de denuncia: “muchas veces las mujeres terminamos usando la escritura como método de denuncia por sobre todas las cosas”. A veces, la necesidad de denunciar sobrepasa la necesidad de escribir per sé.

Se necesitan muchas páginas para englobar la cantidad de violencias a las que se ve sometida una mujer o una minoría en el ámbito literario: desde el mansplaning, los prejuicios, la diferencia salarial…Basta sólo con mirar la lista de escritores que ganaron premios en los últimos años para ver como los hombres sobrepasan a las mujeres, disidencias y minorías en reconocimientos. Movimientos como el #metooescritoresmexicanos y el #yanonoscallamosmas ayudan, pero todavía queda mucho por hacer. 

Por lo pronto, tenemos el poder de la palabra, que es mucho y es muy poco. Citando a Huxley en Un Mundo Feliz, “Las palabras pueden ser como los rayos X, si se emplean adecuadamente: pasan a través de todo.” Tenemos que hablar más. 

La escritorx Ariell Carolina Fernanda Luján nos deja una enseñanza: mientras que el silencio perpetúa la violencia, hablar, en cambio, descomprime mecanismos en los que los roles víctima-victimario son muy rígidos. Hablar y escribir permite cambiar nuestras realidades, mientras le pone un freno a la impunidad. 

FRANCO BARBATO



NO VOLVIERON

Los recuerdos
Esculpidos
En el sueño
O en una nube
Pasaron
Por mis
Ojos
Me dejaron
La intuición
De la tragedia
Soy casi ciego
Pero puedo ver
Un paso más atrás
El paso que estoy dando

Miro al cielo y recuerdo
La sangre de los que no se vengaron
Están llegando en sus galeones imperiales
Ahora mismo surcando las cicatrices
De mi cara, las heridas del aire
Sangre de arreboles
Sangro por dentro
Un océano y nadie
Solo yo en mi barca
Navegando la eternidad
De dos segundos
Cuando me quedé
Mirando el rincón
De mi cuarto oscuro
De mi mente negra
Del papel en blanco

REBAÑO

En este mundo
Sin naciones
Ni nociones
De realidad
Existen solo
3 clases esenciales
Poseedores de capital
Marionetas políticas
Y la muchedumbre
Humana, usted
y yo, gritando
Desde la cloaca
Matándonos
Sin saber
Por qué
Ellos
Gritan
¡Odiaos!
Desde la altura
De sus vidas
Fantásticas
Y abajo
Obedecemos
Es triste ser rebaño
Porque incluso
La más negra
Oveja sabe
Que es la
Excepción
Que confirma
La regla.

MASA ACRÍTICA
ANTI-TODO ES EL ANTÍDOTO

Hoy vi
A un comunista
Comprando en oferta
Una polera de Stalin y Mao
Vi a una feminista celebrar
A punta de cueca chicha y empaná
las fiestas patrias, que son el axis mundo
Del patriarcado
Veo a supuestos libertarios
Ser los policías del web
Reprimiendo la palabra
Si no es la que desean ver
Y más raro aún, hoy vi a un político honrado
Ignorado y humillado por un pueblo furioso
Más allá, en la esquina, vi a un católico
Celebrando a la muerte que reina
En el Mar Mediterráneo
Vi a un un libertario
Censurar a todo
Quién no la
Pensara
Como
Él
Vi
Veo
A tantos
Militantes
Militontos
Rebaños por todas partes
Rebaños desalmados
Dirigidos por una
Emoción, ahí
Van, apuntando
Con su dedo inquisidor
Funando y asesinando
Reclaman justicia
Pero abajo sólo
Existe edor
Venganza
Y rencor

PAPÁ SOL

Aquí estoy
Brillando
Abajo
Tuyo
Como una planta
Soy una planta
Inmóvil
Mirando hacia arriba
Con mis ojos cerrados
Siento el calor. Siento el color
Rojo como un anillo. Zumban mis oídos
El viento tibio se pega a mi piel
A poros abiertos recibo
Los regalos de la vida
Padre Sol, a ocho
minutos estoy
De tu incendio
Permanente
Señor de
Todo lo
Que vive
Y muere.

Franco Barbato es un poeta chileno (1983), nacido y (mal) criado en Santiago de Chile, con experiencias de vida en Australia, Patagonia y actualmente residente en Lugano, Suiza. Periodista, con estudios de historia es autor de El Pilar de la Creación (Calibar Ediciones) y fundador del movimiento Irrealismo Poético. Publica constantemente en revistas/diarios de Ecuador, México-Texas, España, Argentina, Suiza y Chile. Junto a otros poetas de “la Suiza italiana” será traducido al griego para una antología dedicada a los poetas de la región. Lecturas en La Casa della Poesia de Milán (Italia), Barcelona (España) y en distintas ciudades del Cantón Ticino en los eventos Slam Poetry y otras sesiones de lectura. Recientemente fue invitado al Festival de Poesía Poestate, el más antiguo del Canton Ticino. También ha realizado colaboraciones con músicos, pintores (exposición Retrato de Tiempo en Perú), fotógrafos y audiovisuales.
Más allá de las lecturas y las publicaciones, Franco Barbato, ha tomado las enseñanzas de Gonzalo Millán (QEPD), quien fue su maestro en la universidad, y ha continuado sus talleres de Poesía Autobiográfica con ancianos y pacientes mentales. La poesía, como el mismo Irrealismo, no la entiende como un acto de expresión que nace y muere en 4 versos sobre el papel, sino más bien como una ética para la vida, un modo de ocupar el mundo.

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