TATIANA MENDOZA






BIOGRAFÍA

Nos sentamos los tres en la mesa 
la comida está fría con un vino derramado 
los años no juntan más los hilos 
y la sospecha ya no recoge lágrimas. 
si me violaron para repetir en cada línea 
qué hago con tanto sexo si nada cambia en mi
recuerdan el cuchillo y no mis manos
ven mi rostro y las gotas de alcohol que ellos bebieron
sin oxígeno en la cama 130 bloquea el amor a mi padre
le grito al aborto que soy su madre y que lo amo
las piernas abiertas que reciben y expulsan el poquito de odio
cabrones que metían coca en mi piel
el final del arcoíris
la maldición de los protagonistas
mis padres clavan sus rodillas y rechazan mi infancia
renuncio a la patria, una vez más
el tiempo es el viaje, lo sé
rompí los espejos de la casa
brinca la ausencia por la ventana
sueño que nos sentamos los tres en la mesa
y todo vuelve a empezar



LILIT

¿Cuál es el principio del placer?
arriba Cristo repite “consumado es”
monstruos que alivian mis venas
el infantil deseo del cuerpo retozado
abriéndose a la dicha futurista
mojada pánico con rozar al vacío de una caja sin nombre
nunca preguntaron el mío, Yo Soy el que Soy
repetía el testigo que clavó una cruz en mi espalda
hermafrodita soy mientras los dedos buscan mi verga perdida
el sueño es real cuando le doy placer a mi madre
ella no se queja, disfruta el significado 
entonces, me ahoga en un líquido que no conozco
¿acaso no ves que ardo? 
este es el principio del placer, mis piernas en el suelo saboreando la maldición
mientras las entrañas claman a Cristo “he aquí tu hija”


CARAJO

Miro desde la ventana
Aquella donde posan los cuervos
Cuervos huérfanos, lujuriosos, enfermos, tristes como el alma del borracho sentado al mediodía y con el sol quemando lo que queda de recuerdos.
Esos son los cuervos que hablan conmigo desde la noche cuando mi cuarto se convirtió en la bodega del psiquiátrico con cánticos sacros y el diablo crucificado con una corona de vergas de esas que entraban en mi cuerpo infantil mientras miraba el techo del cuarto bebiendo sudor que mezclaba con aroma a lágrimas.
La empleada aquella que jugaba a ser mariposa posaba sus alas en mis tiernas mal llamadas tetas con su boca llena de sarro de otros cuerpos.
Pausa y hay miedo. Pero gusta el reflejo de mi cuerpo en el espejo y toco hasta llegar a mis entrañas para quitar orgasmos. No puedo y llego a tres.
La música se esconde en el bar del crustáceo, la guitarra muere en la esquina de  no uso y bendigo una vez más ser de la generación de mierda de los baños tapados y orinales encima.
Alcohol ahogo miedo dolor sexo
Sexo dolor miedo ahogo alcohol
No importa el orden
Cuando se es una puta
De las que no cobran
vendes el alma
a la monogamia
Me acuesto con el mismo hombre con la verborrea de dormir con distintos
Carajo
el cantante sin luz en su cabeza alza su voz y grita muerte “soy la estrella de la mañana”
El cantante no se suicida
El cantante con olor de caca en la boca besa a sus mujeres
El cantante ve porno cuando está aburrido y llora masturbándose pensando en su madre.
¿Se acuerdan de triste y vacía de Lavoe?
Estamos solos me dijo el poeta
Mientras cogíamos en el motel blues
cama de cemento
Reloj en la puerta
sangre en el colchón
Carajo
Es mi culo. Se desvió dijo.
Le meto dos dedos en su hueco
El tipo grita
Le digo estamos solos poeta
y esta es mala época para el amor.


VENÉREO

El rostro que se esconde entre sábanas huele al aroma de la pérdida de una madre en desuso que come lo que queda de su hija.
La hija sueña que la mentira crece en un castillo que creo dentro de la vagina de su madre donde suele anidar cuando la verdad quiere parir. 
Entonces los golpes que siente cuando la vulva explota con unos labios temblorosos, hay una aguja que el sueño eterno promete y el infierno abre los ojos.
Los huesos no le sirven a la madre caníbal porque le enseña a perder.
Fornica la madre con los pedazos de su hija para que no vuelva a sentir placer
A dios no le gusta eso y junta los pedazos para terminar el juego final
Quiere saber el fin porque no es omnipresente, finge y da al azar cuando creo el sexo en forma de serpiente.
Hoy no salió el sol para la hija porque la madre bebió la sangre del sacrificio mientras el padre observa en la libertad que el hambriento digiere.



FANTASMAS

Hay una ciudad enterrada en mi monte de venus
Caníbales que arrodillados
Desmenuzan el dolor
Con un muévete lento
A veces usan los dedos
Para silenciarme
Huelen a rutina monógama
Enfermedad terminal
Usan dientes
Arrancan mi clítoris
Pero no siento nada
Todo sigue igual en la ciudad que siempre llueve
Me hago el amor
Diluvia
Los caníbales mueren en su intento
Llevan un trozo de mi
Absorben mi coca
Se van
Se quedan sus fantasmas
Convivimos con algo muerto dentro de nosotros, siempre.




Sobre la autora:

Tatiana Mendoza Armijos. Nació el 5 de agosto de 1988 en Manta- Ecuador.
Escribe desde los trece años. Profesora de literatura de secundaria y estudiante de periodismo. Fue parte de un grupo gestor cultural llamado Otra Orilla, que se desarrolla anualmente en Guayaquil. Finalista del Slam de poesía del grupo “La buseta”, 2015. Parte de su poesía está en la antología Ileana Espinel 2015, 2016 y 2017  y en revista Eexica de ediciones Zetina. Escribe para el portal  los cronistas.org. Participante del festival a Hugo Mayo que se desarrolló en Manta en el 2017.
Fue parte del taller que impartió Pedro Gil en la ciudad de Manta.




















VERÓNICA DURÁN









V
PARA MEDIR UN ASTRO
LOS PASOS DEL VUELVEPIEDRAS




Caminar no es más que un intento desesperado 
de mantener lo que (constantemente) está siendo 
destruido

DANIELA CAMACHO





R E C O D O

Como hechicera de largos índices   magro es el desvío   en su eje y duración.   Como pálpito   que origina   y   ardido corre tras celebrar  sabrás del ritmo susurrado   común herbaje de tu espíritu.





R E I D O R A


Su canto es sacrificio   fonemas de respeto al mar   timbal de ogresa   negreando en candor.   Su canto   agradece   hasta cerrar de sí la hemorragia   paño glacial en la nuca   caricia sin imagen.




T A C O  D E  R E I N A


La estrella surge   entre el boj   y los asombros   donde el iris es rehén   y   se gesta   en imposibles que bienabren   si al tirón de lo siniestro   no das cripta   ni espolones   sólo una grupa como tapiz   que conteste granizando como un ángel.




M A T E R N A

¿Atraerás la palabra   por su álveo diminuto   (tan corazón)   y no esa tiara   que se ciñe al bandidaje   que ya no acoge ni despereza   otro fluir que asechanza   más relámpago ni rehacer   que un sorbo   de carbón?



T R A N S C U R R I R

No desatiendas los llanos   aunque caviles.  Que volverán las torcaces   sus bellas sombras. Deja incompleto ese absurdo   —madeja de medianoche— la vida ampara    otro azar. 




A R R E C I A

¡Qué fácil prosperar   sisando fucsias de otra sed   hacer escala   y luego   escupir! 




H E L E C H O

Sensible relumbras   reinos de germen.  Obscena   te desenroscas   arqueas   una despedida.  




D E O D A R A

Camino que flotas   días jóvenes   (greca   en los pastos)   con caobas desplazas lo herido   y   el cuidadoso enredo   no encuentra asunto.   ¿Beberá lo plantar   como aquella polilla   sobre lágrima buey   o    tímida poza?   ¿Sabrá corregirse   recuperar el hallazgo   —abejorro en la rémora del perdón—?   ¡Camino amplifica   el gorjeo del alma!  ¡Camino que     arguyes caminitos!   




*Estos poemas pertenecen al libro "Corazonar" (Eolas Ediciones, 2019)




Sobre la autora

Verónica Durán. (1983, Canido, pueblo costero al suroeste de Galicia). Artista multidisciplinar. Ha autoeditado su primer poemario: Páh. Algunos de sus textos han sido publicados en espacios virtuales como la Revista Kokoro; Uno y Cero Ediciones; y Transtierros. Actualmente compagina su formación en costura con el cuidado de su padre; una familia numerosa de felinas; y la escritura de su primer disco. 





SANDY MEL VALLEJO





METAMORFOSIS 

En el crepúsculo la cicatriz aflora
me sumerjo en su córnea
me anido. 

Deshojo mis costras
d  e  s  o  r  b  i  t  a  d  a s 
en las rodillas.

Vomitan rosas 
en los columpios del parque 
en el que jugaba 
y me besaba de niña.

La infancia 
mausoleo blanco
su metamorfosis me desfiguró
la risa
y heredé su llanto. 

El cementerio que soy
se pierde en su eco. 


PÁJARO NEGRO

Las vigas encarcelan el cielo
un pájaro negro 
fluctúa 
sobre la mano que lo enhebra.

El ave ensombrece 
la neutralidad de las paredes 
con la inocencia del que vuela.

La vista:
busca el presagio de la eternidad 
en sus hoyuelos cerrados. 

La habitación:
escenario presencial 
del retorno al silencio.



PECERA

Evanescente luz 
pintas el verde marino de las algas 
desde el día en que buceaste el arcoíris 
del océano materno. 

Los peces duermen 
y las sirenas hablan en tu oído 
pero su canto se pierde 
en el mármol de las gárgolas 
que protegen tu iridiscencia.

Tu cuerpo dormido 
abierto al infinito 
es la cruz por la que habla la muerte:
morada blanca
                         desierto estelar 
donde un pequeño infante se abalanza del escudo de orión 
al incesante soplo de la nada. 

Recuérdame, 
soy el pequeño que se mecía en tus brazos 
y fue olvidado como maíz desgranado 
de tu pecho al vacío. 

Recuérdame, repito. 

Y el último pececito rosa flota sin vida en la pecera. 



LA SINFONÍA DEL MIEDO 

El miedo es la partitura que compone el vientre silencioso del que no despertamos hasta secarnos.

Yo también tengo miedo. 

Tengo miedo de ver crecer desde el fondo esta oración caníbal que lo devora todo: lo que carece de vértebras y se sostiene de la carne. 

Todo. 

Me hablas del miedo y fluye el espasmo que gangrena la garganta. 

Miedo de ser espejo 
el retrato de unos devotos padres a la máxima potencia. 

Miedo de extenderte en un cuerpo miniatura 
y acariciar el lenguaje de los dioses 
desde su púlpito niño-estelar. 

Miedo de ser oración 
que no salva de la resequedad andina 
de tus manos. 

Me dices que el miedo siempre ha estado 
desde que partiste 
a ser estela. 

Yo también tengo miedo de ser miedo.

Ser astro que se mira vacío 
en una planicie habitada de fantasmas 
que recorren su anatomía por inercia. 

Ser circunferencia que gira del péndulo 
de seres que se abrazan 
como la oscuridad en sentido contrario. 

Te digo que no tardarás en descubrir el calor 
que da forma al barro 
para hundirte en su pantano. 

Yo también tengo miedo de ser miedo y procrear miedo. 

Nunca me concebí de polvo estelar 
aunque me habite lo fugaz. 

Me dices que perpetuarse con la semilla del otro 
es aceptarse pantano árido 
del que no crecerá planta alguna 
que lo salve de su propia humanidad. 

Yo 
escucho todo
mientras fantaseo 
con la espacialidad de un cuerpo lodoso 
que alberga en su pecho 
el loto. 



LA LLAMA
Ruge la llama. 
Rememora la alevosía del tacto.
Se desdobla en una alcoba vacía.
Tu presencia lame la hendidura
que yace 
entre las piernas.

Mi mente 
ansía la avidez de tu lengua
sobre mi piel de espuma.

Gotea la herida 
se convierte en 
mujer.

Vibra la herida 
me descubro
agitada

reinventada. 





Sobre la autora:

Sandy Mel Vallejo. Publicada en revistas digitales y blogs de literatura. Seleccionada de la 1era convocatoria de poesía de Editorial Despertar en el 2017 con la plaqueta Introducción a mis cenizas (Loja, Ecuador). Textos suyos constan en la antología Origen del fuego en nuestras pieles traslúcidas por Mandrágora Cartonera (Piñas, Ecuador). Invitada nacional al Festival Internacional Desembarco Poético 2017 por la convocatoria "Se busca poeta", 4to encuentro Regional Poético Santo Domingo de los Tsáchilas, entre otros eventos literarios. Miembro de Editorial Despertar desde el 2018.














KARINA ZAVALETA

Collage: Eduardo Román Trejo

Ansiedad
Soy los pulmones colapsados,
el estómago en caída libre,
el corazón sincopado.
Soy el trabajo ideal,
los vecinos silenciosos,
el abdomen que se ejercita solo.
Soy el pretexto número 55.
Y el primero.
Y el segundo.
Y el último.
Conjuro II
Enuncio un conjuro
para evitar la autodestrucción de mi cuerpo,
pero el ácido de mi estómago se agita
creando una música
que me arde en los hombros,
y mis palabras pierden sentido
por tanto repetirlas,
como el futuro que he vivido
ya mil veces en mis párpados cerrados.
Un zumbido me muerde los tímpanos,
es la letanía del presente
amenazando con abandonarme
a menos que tome 500 miligramos
diarios de felicidad
en presentación dispersable.
¿De qué color es el calor del oxígeno?
¿Por qué no puedo escuchar
sus manos frotando mis arterias
en busca de fuego?
El hastío me llena los pulmones
y me arrulla en las noches,
noches donde sueño
con mis pies desnudos
pisoteando los insultos del tiempo,
pero el tiempo tiene un lenguaje infinito.
Reformulo un conjuro
para evitar la autodestrucción de mi cuerpo,
porque si deseo liberarme
clavando en el pecho
del enemigo una estaca
la punta saldría por mi espalda.


La vida cliché
Me gusta la vida cliché:
el ritmo lento, el cielo azul, los bajos sueldos.

La siesta de media tarde,
recorrer todos los días
20 veces la misma calle.
Aquí en la vida cliché
las estrellas brillan,
los grillos cantan.
Aquí
el tiempo
sí alcanza.

Karina Zavaleta. Nacida en la Ciudad de México en diciembre de 1992. Es licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Se ha desempeñado como periodista cultural, editora y redactora publicitaria.

IGNACIO BVP



3.650

Durante diez años he visto tus ojos 3.650 días  
365 veces al año
En las cunetas vacías
En los pastos que florecen de ellas
Hay cosas que se abren paso en el cemento.


(postal)

la tierra busca
tréboles en tus manos
verdes de risa.

(postal)

y los pasos de
los gitanos levitan
las hojas secas.

(postal)

en la montaña
su risa tinta ríos
salmones al sol.

En algún piso 26

Todo se quema y tus manos son: sumamente cuidadosas al tocarme. En tus ojos las explosiones de los soles, mirando el desastre, las explosiones.
—Te quiero.
Tus pasos levantan brasas
                                       pulsos severos (somos nosotros)
                                                                          mirando el desastre
el fuego
(despreocupadamente) 
—Los dos sabemos que lo que suena es una baliza y no una ballena.  
—¡Que estúpido! —me dices.
—Y sí… suena como ballena.   
—¿¡Y a quién le importa!?
—De verdad, ¿a quién le importa? —y veo arder
los visillos
en tus ojos
las paredes, el techo; cosas átomos de fuego suspendidos en tus ojos (yo solo miro, a través de tus ojos).
Todo se quema
Me preguntas si nos vamos a fundir como metales, si es una posibilidad; te digo, de alguna manera, que no sabemos si queremos pasar la eternidad juntos, y tú asientes, porque a ti te gusta incendiarte, y a mí me gusta caer
por la ventana
                como un pro
                                   cae
como
una sandía tirada del piso 26 se revela
al chocar contra el asfalto.

Sobre el autor:

Ignaciobvp (Chile, 1987). Cursó estudios de Sociología en la Universidad de Buenos Aires (Argentina) y de Composición Musical en ciudad de La Plata (Argentina). Pasó por el Taller de Escritura a cargo del escritor chileno Yuri Pérez, en San Bernardo, Chile. En 2017 hace su primera publicación en revista Telescopio. 

CECILIA JUÁREZ

Gif: Romina Cazón



Cosas que mis perras nunca me dirán

qué has hecho de tu vida
cómo te atreves a verte de tal forma
eres despiadada con este intento de control
por qué odias a la policía
deja de decir que no te gustan las películas de acción
métete en tu molde
no te salgas
deja de escupir al cielo
dios existe
el gobierno te protege
el patriarcado ha llevado al mundo por buen camino
deja de comerte las uñas
ya no engordes
necesitas un marido
eso no te importa tú qué vas a saber
nunca escaparás de acá
te vamos a dar fuerte
ya por lo menos ten un hijo
deja de ser tan garrapata
ten una buena camada de criaturas
se un ama buena
haz la cama
no eructes en voz alta
rómpete la espalda en la cocina
busca la aceptación del otro masculino
busca la atención del otro masculino compite por ella
desvívete
cállate hocicona
deja el vicio
sigue la línea
obedece
obedece
obedece


Al caballo que va sudando su miseria bajo

los focos de una calandria en Acapulco

Caballo, no importa.
Caballo, escuche.
¿Es que piensa que usted es peor que ellos?
Chiquillo,
todos nosotros somos un poco caballos.
Cada uno de nosotros es a su manera caballo.”
V. Maiakovski


Le cantaría canciones sobre équidos que no van a las guerras. Canciones sobre ciudades de équidos que se quedan por siempre en praderas luminosas a fundar sus reinos herbívoros y a correr –como dicen que hacen los équidos cuando son libres y se buscan el contento entre sus iguales, echando a andar las patas poderosas, los músculos que vienen perfeccionándose desde hace millones de años para la carrera, para el escape de los depredadores, para ascender a las colinas y llevar el hocico hasta los brotes verdes sobre el suelo, librar los escarpados templos de las rocas y prevalecer, por sobre todo, con la libertad que les permita morir por su cuenta, de viejos o entre las fauces de sus captores.



Epílogo de Danza de los estorninos

Total
que este pájaro entra en un bar
se apuesta en la barra
pide un trago
una mujer lo mira de soslayo
inmutable bebe su cosmo
soslayo-cosmo-soslayo
tira un camino de migas
que conduce hasta su mano
donde esconde una jaula enjoyada
el pájaro se acerca
el pájaro y ella
se hacen de palabras
se sacan los ojos pero era un juego
recogen sus ojos del suelo pero era un juego
toman los ojos equivocados pero era un juego
se marchan atesorando un par de ojos ajenos
pero era un juego
ambos juran algo antes de salir
apresuradamente
esperemos que lleven sus cegueras
hasta las últimas consecuencias.


Cómo hablar con tu gata

Buenos días, ¿tienes hambre?
las estrellas no sirven para nada ayer se
fundieron cuatro
ven
todas las tormentas de arena tienen la misma
génesis
aquí está el desayuno
¿acaso percibo notas de caca con un retrogusto
a… mierda?
sólo no rasgues los sillones
los sillones son un vicio burgués
voy a caminar
¿sabes hacia dónde?
no vayas a tirar eso
no lo tires
¿Sabemos que estamos muertas desde el
nacimiento?
¿Quién es una chica buena?
¿Quién quiere ser una chica buena?
Alicate verde/ encontronazo de los ojos/parece que
miran ambas a la leche caliente del universo helado


¿Los bonobos se preguntan si son iguales
a otros bonobos?

Si se lo preguntan, ¿para qué se lo preguntan?
Eres algo, soy algo, habrá valido la pena
encontrarnos,
hacernos desayuno
calor
hacernos nuevas.
La normalidad es la tabula rasa de las cocineras
del mundo.
La normalidad es un hacha que empareja las
ramas a la mala.
La normalidad es mi chicle
mi cuchillito de palo
es mi apéndice podrido
mi horca y mi satélite.
Esperas averiguar qué es lo que traigo entre
manos
Ten:
es mi desesperación
lo más honesto que tengo para darte.


Atípico

Para Gánem

Mi hueso más largo
el fémur de mi rótula
la locomoción de la selva
la invención de la escopeta
y el tenue silbido del agua en la tetera
la revolución industrial
y la alquímica
la lucidez de la abeja
y el lazo mutuo del ombligo que se vuelve
unilateral
el sahumerio y el círculo polar ártico
y también el hielo que se funde
la catástrofe y el vicio del papel
todo eso te miro ser
mientras de los labios te saca la raíz
ese cigarro

Poemas del libro Cómo hablar con tu perrx (Ediciones El Humo, 2019)




Cecilia Juárez, (Toluca, 1980). Estudió Literatura. Ha incursionado en la docencia, trabajo editorial y difusión cultural. Poemas suyos han sido publicados en diversos medios como La Jornada Aguascalientes, Revista Vice, La Colmena, Picnic, entre otros. Ha sido incluida en varias antologías; ha publicado un libro colectivo y varios poemarios entre los que se encuentran: “Fábulas serie B” (Diablura ediciones, 2017)  y “Lobos en un corral de lobos” (Mantra, 2016).

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