ZEL CABRERA






Teresa Martín

Casa para muñecas de sololoy

I
En un cuartito lleno de polvo y libros, 
mi madre se escondía de gritos,
fantasmas y monstros,
que no la dejaban volar y reír.
Mi madre era la niña descalza,
que sostiene a su muñeca del brazo,
que conjura la alegría,
que hace pocitos con las manos,
que nunca envejece,
y que piensa que la vida 
se cuenta con matatenas.

II

Mamá le hablaba al aire, porque ella sin saber,
presentía que del aire nacen las libélulas.

III

La calle de su infancia
era una frontera reflejada
en piedras que inventó.

Hace un siglo,
su casa de muñecas
era un sitio cálido,
reminiscente de caricias.

En sus ojos se guarecía
el canto de historias para nenitas,
había algo parecido al resquicio
que dejan los paisajes en los libros
y su cabello era un desparpajo enrizado.

IV

Alguna vez tuvo una casa de muñecas,
pero eso fue hace mucho tiempo
otras constelaciones.

Fue ese tiempo, casi un siglo,   
no, no tanto.

Hace un siglo la luz era un misterio
y mi madre sonreía
con su vestidito morado
hablaba en idiomas mansos.

V

Conservó una foto vieja,
era una niña con playerita blanca,
la niña que es otra muñeca
en la casita de tejas.

¿Cómo era entonces?
Tenía rizado el sueño 
y manos tiernas.

¿Ya lo dije?
Nunca volvió a esa casa,
alguna vez soñó mi vida,
desenmarañó el amor,
lo construyó en una casa de muñecas.

VI

En la casa de los abuelos
nunca hubo televisor,
por eso mi madre tuvo
una imaginación limpia
con la que encendía
todos los quinqués posibles,
los cosmos más perfectos,
las tiernas selvas de Kippling.

Con sus manos, separaba el agua del pozo
y así se hacían las tormentas.

VII

Mi abuela asustaba a mi madre
diciendo que se acabaría el mundo
el día que su muñeca hablara, 
pero ese día llegó 
y todo permaneció inmóvil,
la casa, los recuerdos,
los fantasmas, los rincones.

Todo permaneció inmóvil.

Pero siempre que mi abuela hablaba,
algo se nos iba haciendo
de papel en la ceniza,
algo muy parecido
al amor o a la alegría.

VIII

Cuando quiero saber de mi madre,
hablo con sus muñecas seriamente,
a veces necesito que me cuenten,
lo que ella ya no recuerda.

Me dicen del día que lloró y bailó.

Las muñecas de mamá,
guardan el olor de su ropa,
sus cabellos infantiles
y la tierna voz que
algunas noches sollozaba
en la oscuridad,
cuando la luz se hacía de silencio.
  
IX

Mi madre amó siempre a sus muñecas
las rubias, las morenas,  las de cartón,
les contaba cuentos para dormir.

Mi madre era la niña
la dulce que a hurtadillas        
     bajaba de madrugada
cuando la casa dormía,
   por si lloraban

Mamá, era la niña tierna,
la peinadora, la modista, la enfermera,
la curadora de empachos,
de catarros, de diarreas.
la hacedora de trenzas francesas.

X

Mamá tuvo siempre un taller
para curar soledades
y tristes listas de muñecas rotas,
que algún día
olvidaron volver a casa.



Zel Cabrera  (Iguala de la Independencia, Guerrero, 1988). Egresada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Becaria del Programa de Jóvenes Creadores del FONCA (2017- 2018). Becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas, en el área de poesía durante el periodo 2014-2015. Obtuvo el Premio Estatal de Poesía Joven en el 2013, convocado por la Secretaría de Cultura del Estado de Guerrero. Autora de las plaquetas de poesía Naufragios (La tarántula dormida, 2011) y de Troya sobre una muralla (Editorial de Otro tipo, 2015). Aparece en la Antología de poesía para niños Triángulo del sol (Praxis, 2015). Algunos de sus poemas están publicados en diversos medios nacionales como Casa del Tiempo, Confabulario, Tierra Adentro y Este País.

RENEÉ ACOSTA






WALTER DARDON EN LA OCTAVA DIMENSIÓN

Walter Dardon nació en Nigeria
Walter Dardon nació en Tumbuktú
Walter Dardon es original de Camboya

Walter Dardon lleva una camisa vaquera
Walter Dardon es un transexual

Walter Dardon no se llama
de ninguna manera
Walter Dardon no vive aquí
ni es de allá

Walter Dardon no pudo
-en realidad no pudo-
más que nacer en Bombay

Walter Dardon es una prostituta mutante
transexual
llamada Lawanda
en los hostales
marcianos del año 2226


Walter Dardon
es la mujer que imitaba a Billie Holiday
en un Bar de las Vegas de los sesentas
Walter Dardon es una extraña poeta desértica
que odia a los perros
y vive en una ciudad con nombre de perro
y escribió un poema titulado
La mujer que imitaba a Billie Holiday


Walter Dardon dice ser
el Príncipe de Nigeria
y está iniciando un fraude
por email en 1998


Walter Dardon murió en Vietnam

Walter Dardon
no es nada de lo que quiso ser
Walter Dardon


Walter Dardon
guarda una espada del emperador
de la dinastía Ming

Walter Dardon
dio a luz a la más grande
cantante de ópera en un prostíbulo
marciano en el año 2123


Walter Dardon se trasladó de Versalles
para no morir decapitada como su amiga
María Antonieta

Walter Dardon ya no puede más
se cansa, le dan reumas


Walter Dardon se ha vuelto a suicidar

A Walter Dardon le duelen los latigazos
en el cañaveral
pero Walter Dardon es un bebedor irlandés
que pelea solo porque tiene rabia

Walter Dardon tiene brazos de Shiva
porque está en Woodstock bebiendo LSD


Una vez Walter Dardon
fue Walth Whitman
en otra ocasión reencarnó
en dos cuerpos simultáneamente
y se enamoró de sí mismo
y fue yosotros
Alguna vez Walter Dardon
deseó ser una raíz de tierra
y se martirizó
en los caminos de Aztlán
para ser sacrificado

Walter Dardon nunca encontró el amor
y lo momificaron vivo

Alguna vez

                        Walter Dardon

                                               se cantó a sí mismo


Walter Dardon le tiene miedo a vivir
Walter Dardon no sabe morirse de nada


once upon a time
A long long long time

cantaba la voz de la imitadora de Billie Holiday:

Don´t no why
Theres no sun
Up in the sky
Stormy weather
Since my man and I
ain´t  together
keeps raining all the time


El único e indiscutible
Walter Dardon
se levantó de su silla epigramática
dalineana antes de Dalí,
parisina y surrealista
en la calle de Montparnasse
una mañana de 1896


El verídico Walter Dardon
-por todos conocido como
Walter Dardon-
miró su reloj de bolsillo
miró circunspecto
su camastro
miró desencajado y con atención
la manecilla
seguro de haber visto
que avanzaba en reversa


Walter Dardon caminó al revés
por el espejo
seguro de que la noción del tiempo
retrocedía.




Reneé Acosta (Chihuahua) Premio Agustín Melgar de la Juventud 2002. Mención honorífica del premio Estatal de la Juventud 2006. Premio a la mujer chihuahuense destacada 2009 en Literatura, por el H. Congreso de Chihuahua. Medalla José Saramago de la ASOLAPO 2009. Becaria del FONCA 2009-2010. Premio Internacional Gabriela Mistral 2011. Premio AMMPE 2011 en ensayo literario. Becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Chihuahua en jóvenes creadores, género ensayo, Creador con Trayectoria e Investigación artística 2012, 2013 y 2014. Premio de poesía experimental Fundación Ateneo Montjiuc 2012. Mención honorífica del Premio Francisco R. Almada 2013. Premio Hiperespacio José María Mendiola de poesía 2015 por Metratrón. Graduada con honores al mérito artístico en la carrera de Filosofía de la UACH 2007 con la tesis Seis principios vitales para una biofenomenología de lo poético. Diplomada en Gestión y promoción cultural de la UAC de Coahuila 2016. Posgrado en Relaciones culturales internacionales de la Universidad de Girona, España. Diploma de seminario Género y desarrollo de la OEI. Ha publicado El jardín del vértigo 1999. Milésima de segundo por la muerte de Pablo Ochoa. 2003. Moebius. Fondo Editorial de Tierra Adentro. 2006. El sentido de las horas UACH 2008. Metafísica del ojo. ICHICULT 2012. La holomúsica de esferas. Poetazos 2013. Dispersión simultánea Editorial Mantis 2014. Walter Dardon en la octava dimensión. Cisnegro ediciones 2017. Tras la luz de Diosa blanca (ensayo) Programa editorial del ICM 2018. Ha sido traducida al italiano y al inglés. Aparece en las antologías Sombra roja 2016 Vaso Roto ediciones. Lune  Venecia, Italia. Yo soy, mujer. Antología del Movimiento de poetas internacional. República dominicana. Ciudad de Cien. Festival de Poesía en Abril. Chicago, Michigan. El sol sobre los ojos. Ficticia Guadalajara 2014. 40 Barcos de Guerra. 2011. Los ángeles también cantan. Lima, Perú 2010. Literal Magazine, Houston, Tx. 2017.




Colaboración: Luisa Isabel Villa Meriño

ANTONIO RUBIO



La Rosa: Espacio LGBTTTI
Adrian Sommeling


La noche del centenario

I. Yo nací un día que Dios
estuvo borracho

recorrí entonces las vías del tren
vértebras de la ciudad entregada a mis pasos

era la noche del centenario
quien abría su boca al vértigo
orbe de una danza iluminada

tan intensamente sentí la melancolía
de los que beben con ojos cerrados
los que aquí nunca se miran el rostro

mi sombra sostiene las hormigas de mi mano
sé que ya la he perdido y en la otra aprieto
con deseo la espalda de ese hombre
y otras manos repletas de hormigas como fuego

entretuve el hastío enumerando
lugares que no existen más
cicatrices de abandonada medianoche

allí el callejón sucre allá el virginia’s
sobre todos los techos el incendio que consume a la brisa
donde hundieron mi cabeza en una bendición
durante mis primeros años

yo nacía en cada sorbo

era una noche que nunca terminaba su promesa

II. No será la calle que conozco sino una repetición
como lo es todo lugar que por desconocido
recuerda la familiaridad del primer vecindario

una sala con radio encendida
esta casa que no alcanzo a ver
sino por medio del sueño

en el suelo oigo palpitar de pasos
risas de la madrugada
una invitación a orinar en la banqueta

las horas que se antojan fuera de las horas
las horas estáticas y eléctricas

igual a un fantasma que sostiene las huellas
de los que han sorteado trampas en este sitio
escucho los gemidos de una mujer y pienso
que es complejo imaginar a los amigos en el sexo

pero en la esquina dos hombres luchan con navajas
todo está tan en silencio que la muerte ha perdido su dominio
y de las heridas no brota la sangre sino aullidos

III. Ya camino bajo las olas verdes del parque amaneciendo

abrir la puerta del hogar con una angustia
por arropar al sol luego de dormir en la calle

entre oscuridad reconozco el poema nunca escrito

mi baño reposa solemnemente y la habitación
tiene las luces encendidas como si guardara un homicidio

mis piernas albergan al parásito de la tierra que goza de mí
como no lo hiciera el hombre de la noche del centenario

e imagino el calor de esa espalda que seduje con mis dedos
el consuelo de una boca repleta de hormigas como fuego

después el desmembramiento carnal y despiadado y tierno
y las luces encendidas y el homicidio y el punto final después del verso

pero en el amor me iré quedando solo
hasta que la soledad ceda su lugar a otra forma más intensa

y naceré en la brisa
un día que Dios
esté borracho
y grave




Antonio Rubio Reyes (1994). Nació en Ciudad Juárez. Licenciado en Literatura Hispanomexicana por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Actualmente estudia la Maestría en Estudios Literarios en la UACJ. Forma parte del proyecto Cartografía literaria de Ciudad Juárez (Juaritos Literario). Publica con relativa frecuencia en revistas literarias y académicas como Paso del Río Grande del Norte, Juárez dialoga, Nocturnario, Claroscuro, Al límite, Heraldos negros y Marabunta. Mención honorífica en el primer premio de poesía Rogelio Treviño (2017) por el poemario Blu.


LAURA CARRILLO








Gabriel Pacheco



DESDE MADRID

Bebíamos cerveza como
si el mañana no fuera
un adiós sin despedida.

Como si fuera a haber más tragos
de miradas
más chistes lanzados al
aire de noviembre,
más conciertos errantes
en el metro
pasadas las dos menos veinte.

Lavapiés nos bailaba ese jueves eterno
como si fuéramos
 algo más que unos extraños,
algo más que un rozar de bocas
que antes de tocarse ya se alejan,
algo más que el recuerdo cambiante
de unos viajeros
que en vez de viajar,
huyen.

Te espero en ese nunca
que nos une,
en la Argentina de mis sueños
ya borrados;
Te espero en la historia no escrita
donde los finales no son
los esperados.


AHORA

Ahora que tengo alas,
pero estas son de trapo
y se mueven y conmueven con el viento de la primavera,
frágiles y macilentas tras la nieve de mi vientre.

Ahora que me tienes pequeña y cobarde,
acurrucada en el hueco de tus manos de roble,
me paseo por la astilla de tus ojos,
soberbia y contestona.

Ahora que muerdo la dicha
y promulgo la muerte como solución primera
al calvario de saberme en la otra orilla,
al acecho de renacer como por primera vez me viste,
pintada y repintada de sonrisas genuinas.

Ahora tú te quedas.

Permaneces mudo, pero erguido,
nostálgico de un todo que prometía
y se ha quedado flaco, casi inerte.

Permaneces estoico ante la desgracia,
leal y aventurado.
Enamorado de la tristeza, quizás,
o a pesar de ella.

Hermoso y taciturno,
investido de una dulzura
que unas poquitas veces me atraviesa y me duele,
tan superior a cualquiera de mis miradas de acero.

Ahora me eliges una y otra vez,
me perdonas y moldeas
con cada caída de tus pestañas de tierra y sal.

Ahora te amo y me espero,
a resurgir de las cenizas
y a hacer de mi pecho tu casa,
de mi alma tu abrevadero,
de mi sexo tu templo.

Ahora decido y decides,
crecer y partir,
vivir y morir lejos de nosotros mismos,
cerca de donde empiezan los sueños.



CUENTAN

Cuentan que las ovejas no cuentan
Antes de dormirse.
Que no tienen insomnio sino los que sufren,
Que hay angustias que solo se curan con canciones
Y noches para las que no existe un mañana.

Cuentan que el dolor no es más útil que el placer,
ni peor que el desconcierto
de saberse vivo y no vivir.

Que los que detienen sus pasos,
obligados por su sino,
mueren aun con latidos.

Que, si te enjaula, el (des)amor,
La enfermedad o tus miedos,
estás perdido.

Hasta que te encuentren.
No los otros.
Sino las células de tu cuerpo
Que aún promulguen la vida.




Laura Carrillo (Burgos, España, 1993). Psicóloga especializada en migraciones, viajera incansable y amante de la escritura desde que descubrió que las palabras sirven para derribar fronteras y construir mundos donde los dolores del alma convergen, fluyen y sanan.

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