DANIEL CALABRESE





Aquello que terminó
está sucediendo todavía.

Aquel amor que fue regresa.

Porque todo lo que lleva sangre o música
tarde o temprano se reanuda.

Pero cuidado.
Mi carne te conoce,
mis dedos caminaron ya cien veces
en la luz dormida de tu cuerpo.

Y no es agua la sed.

No basta clavar un puñal en el cielo
para desatar una tormenta.


Cerca del puerto

Pasan los camiones.
Se llega a mezclar el humo del gasoil quemado
con la llovizna fresca de la costa.

No hay poemas perfectos
como el sol, como la sombra.

Y menos que hablen de lugares
cercanos a este puerto donde hace frío,
donde se apilan contenedores blindados
para la gente inestable y para las ratas.

Pasan las dos mitades de un perro.
La primera lleva una cabeza normal, asustada,
la otra se disipa entre la niebla y la sarna.
En la estación lo bañaron con parafina,
seguro que fue el tuerto que limpia los vidrios,
quizás le regaló un pedazo de pan
y le ordenó: ¡basta de morderte!

Que no se turbe el sueño de Pound.
Si los clásicos ya tuvieron épocas
de mayor circulación en América,
al menos aquí, cerca del puerto,
entre la maquinaria envenenada
por la mierda de las gaviotas
(donde pasan las mitades de un perro
esquivando esos camiones de carga),
ya nadie hace las cosas perfectas
como el sol, como la sombra.



La caída

Un hombre se derrumba.
Parece que busca rutas olvidadas, playas,
una siembra, en aquellas regiones perdidas
donde ya no gira más el sol.

Es imposible que yo mismo sea
el hombre que cae por la ventana.

Menos mal que se desplomó
desde su propia mirada
y que una roldana lo desliza
como si sujetara un piano,
mientras la tierra lo baja y lo baja
tensando la cuerda podrida
en un lento teatro de suspenso.

Menos mal que se deshoja
y revela su peso inusitado,
como un Cristo de Grünewald.

Imposible que yo sea el que salta del mundo
y flota unos instantes sobre su propia risa.

El que vuela como volaría un árbol
arrancado por las tormentas
que lavan y deslavan el aire.

Es imposible que yo sea alguna vez
el hombre que cae por esa ventana,
tan extraño, tan nítido.

Callejón Fontana.
Arriba dice «tus sueños»
(debajo de «frágil»)
y una mujer pequeña está mirando
las hojas caídas de un sauce,
arremolinadas,
bailando para ella.

Tanto trabaja el amor que algunas veces
da en el blanco, piensa.
Lleva un atado de clavelinas,
apenas se mueve y la vida la roza.

Otros murieron, ella no.
Todavía no.

Algunos agitan la vida como si pasara un tren.
Para esos fue necesaria más muerte
que la de costumbre.

Para otros, en cambio,
basta con una muerte fina, tenue,
apenas más intensa que el olvido.

Más arriba dice fiat lux.
La mujer pequeña mira su mano izquierda,
deja el ramo, levanta la vista,
controla el reloj del panteón
y se aleja mirándose los pies
hacia la reja de salida.


El ahogado

Deseo aclarar que no fue en un río
sino en la misma tierra donde me ahogué.

El único río que llevo en la memoria
es un estremecimiento
donde las pequeñas cosas se hunden
aunque nunca llegan a desaparecer.

A veces,
se hunden antes de que pase el río.

Y su pedido de auxilio
siempre
llega tarde.


Las diferencias entre mi padre y Kerouac

Mi padre nació un año después,
muy lejos, casi a la orilla de esta ruta.

Kerouac no tuvo, a su vez, un padre
nacido en altamar, como mi abuelo.

Y para qué iba a escribir poesía, mi padre.
En cambio Kerouac, entre católico y budista,
excedía todas las fronteras.

Papá tenía una bicicleta roja: eso es viajar.

Uf, ambos detestaron el comunismo.

Creo que si un cruce misterioso
los hubiese reunido en la mesa de algún bar
se habrían reído mucho.

Pero mi padre, que era peronista, se emborrachó
una sola vez en toda su vida.



Daniel Calabrese nació en Dolores, Argentina, en 1962. Ha publicado: La faz errante (Mar del Plata, Premio Alfonsina 1990), Futura Ceniza (Barcelona, 1994), Escritura en un ladrillo (Kyoto, 1996), Singladuras (Fairfield, 1997), Oxidario (Buenos Aires, Premio Fondo Nacional de las Artes 2001), y Ruta Dos (Santiago de Chile 2013, Roma 2015 y Madrid 2017 en la Colección Visor). Premio Revista de Libros 2013. Nominado al Premio Camaiore Internazionale. En 2017 se publicaron antologías de su obra en México, Ecuador y Colombia. Traducido parcialmente al inglés, italiano, y japonés. Fundador y director de Ærea. Revista Hispanoamericana de Poesía. Reside en Santiago de Chile.

Colaboración: Luisa Isabel Villa Meriño

CAMILA KRAUSS







Malaespina

país de malaespina
de malagana y buen clima
malicia de país como la rosa y su espina
delicia perfumada, hiriente
monigote en malahora
atorándonos la pura
malagana en la frente,
el culo y el gañote
por destino y mala suerte
mierda, delicia perfumada
danos ley, remedio y marihuana
gobernante monigote.

Septiembre 2011


*
un ibuprofeno entre las sienes
entrefiguraciones
entrelenguas
entreviolencias
el castellano
entre más panamericano más sinuoso, vocal,
contaminante
entresuelos
entrecomillados
entredientes
entretenedores
entre mantas
entre municiones trampas
donde los habitantes son grietas
Bienvenidos a Equis Parte


*
ciudad, tu monotonía criminal es insobornable
como tus campos de concentración y tus minas,
tus escuadrones, tus antenas, tus agentes…
locatario, métase, no salga, —¡qué no le han
dicho!
esta es otra ciudad con el nombre
Viudas Preñadas


*
CLARIVIDENCIA también tiene su obituario. Clarividencia
domesticada, tiene limpio su abundante cabello, no huele a
golpe, ni a hule o a papel de estraza. Pedreadores con plomo 
y alambres fríos la matan de sed, de a poco, haciéndole
montón, la aplastan. “Basta odiar para que el amor se acabe”
—repetía dando coces.




Camila Krauss, (Xalapa, Veracruz, 1976). Poeta. Estudió Letras Hispánicas en la UV. Ha colaborado en "Sábado", suplemento cultural de Unomásuno, revista Tierra Adentro, Periódico de poesía de la UNAM, entre otras publicaciones. Becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas 2004-2005 y 2005-2006.

*Poemas del libro En las púas de un teclado

KIM JENSEN







Primer poema en español—22 Julio


En español puedo decir
las cosas más sencillas, como
tengo miedo
tengo miedo del cielo
tengo miedo de la casa detrás de la colina
el verde oscuro de la colina
tengo miedo de escribir mis propios pensamientos
en esta larga noche

en esta larga noche
mi cara ha desaparecido
y no puedo ver mis manos.



Segundo poema en español—24 Julio

Conozco a una mujer
que cortó su propia lengua.
Esto sólo ocurre en la guerra—
una guerra que comenzó
antés de que ella naciera
y continuará después  que se vaya.
Ahora—después de tantos años—
no tiene dedos
no tiene brazos
no tiene pies
ni armas, ni balas, ni armadura.
Ahora solo habla con los ojos.
Y es suficiente.


Tercer Poema—25 Julio

Cada noche cuando estamos durmiendo
una inmensa nube oscura se desliza por la ladera,
cubre los techos
y las puertas de las casas.
Está llena de chinchetas,
huele a fruta estropeada.
Sentimos su peso cuando soñamos
y despertamos llorando.
Cada mañana juntos
debemos encender los fuegos.
Yo enciendo.
Tú enciendes.
Nosotros encendemos
los fuegos que queman la niebla.
No creo que haya un fin para esta lucha.
Creo que así es como
debemos vivir.



Cuarto poema—26 Julio

Estoy dispuesta a hacer sacrifícios
por la belleza.
Por ejemplo:
estoy totalmente preparada
para afrontar una noche fría
en tacones rojos
sin medias
ni vergüenza, ni arrepentimientos.
Además estoy dispuesta
a hacer sacrifícios
por la gente.
Mis hijos, por ejemplo
mis amigas y compañeros
y más allá, extraños
que nunca he conocido.
Tú, por ejemplo, leyendo
estas palabras. Puedo amarte.
Y lo único que pido
de esta corta vida
es más belleza.
Y lo único que te pido
es que sientas tu libertad
creciendo y subiendo
como una cometa blanca brillante
llena de viento y sol.



Quinto poema—27 Julio

En la cocina: comino, guasca, canela y sal.
En la veranda: jóvenes viajeras y viajeros
partiendos a lugares lejanos
-- No creo que los vuelva a ver.
En los periódicos: Bueno, ya sabes
cosas terribles: líderes irresponsables
propensos a la violencia.
Aquí están, como siempre
al timón de la nave.
¿Y yo?
Creo que voy a trabajar hoy.
Cualquiera que sea puede ser.
Trataré de hacerlo bien.
Esto también puede ser
una especie de motín.


Sexto Poema—28 Julio


Mira.
No me hables sobre águilas hoy
o de cóndores o halcones.
Hablame de la paloma.
Paloma callejera
Paloma del parque
Paloma de muros y cables eléctricos
Paloma a nuestros pies
sólo pidiendo una miga de pan.
Ella es la ciudadana global.
Eclosionada desde el barro
de cada ciudad del mundo.
Eclosionada de la tierra
de bajo los ladrillos y el pavimento.
Mira. No tengas miedo
cuando tu seas una viajera solitária
como yo.
Siempre podras encontrar
a una compañera familiar
en cualquier parte
donde vayas.




Séptimo Poema--29 Julio

En español puedo decir
las cosas más sencillas, como
estoy agradecida.
Estoy tán agradecida por el cielo,
por las flores enfrente de la colina,
por la gente buena de esta ciudad,
en este día amplio.
En este día amplio
mi pecho se ha abierto
y mís dos labios se vuelven
hacia arriba para sonreír!



Novena poema—1 Agosto


No hubo luna
hasta que el poeta
nos mostró cómo ver la luna,
hasta que el poeta
la dibujó con su dedo
en un platillo de leche blanca.
«Ahí» dijo.
«Y será más visible con nubes pasando delante de ella.»
Agitó la superficie con su lengua—y cierto!
Era más visible
y mas encantadora
con ondulaciones diminutos
y mareas irresistibles.
Pero no hubo luna.
Fue transformada
en otra cosa
cosa sin nombre.
Y no hubo transformación
Y no hubo cosas sin nombres
Y aún ningunas nombres
hasta que el poeta
nos lo muestre
con su cuerpo:
Su dedos y lengua.


Décimo poema—2 August

¿Conoces el momento?
--quiero decir—
¿lo recuerdas?
¿El momento en que
te dejó
tu inocencia?
¿Te dejó en pasos pequeños
y silencios,
o en un golpe inolvidable?
¿O fuiste como yo?
¿Fue robado cuando sólo
estabas medio despierto?
¿Te acuerdas?
Si fuiste como yo—
somos las afortunadas.
Seguramente
el que arrebató nuestra inocencia
no tenía ni idea
de su valor.
La dejó escapar de su mano
al lado de la carretera.
Tal vez la enterró
en unos pocos centímetros de barro
y siguió adelante.
Que piensas, compañera?
Quieres venir conmigo?
Tengo una nueva pala
tán nueva y tán brillante
ella parece attrapar toda la luz del sol.
Y podemos tenerla
en nuestras propias manos.
y aprender a usarla bien.

 

  

 

 

Undécimo poema—3 August

 

¿Hay algo más hermoso

que sentarse a la sombra

en los Andes

con gente simpática

desayunando

--un buen “calentao”--

y aprender lo más acurados

más precisos

más útiles

groserías en este idioma?

¡Qué chimba!

¡Qué chévere

¡Qué chistoso!

¡Estos momentos

son la altura de la alegría!

Ahora tengo las palabras

para hablar con mis mayores enemigos

A Trump y a Netanyahu

y a Paul Ryan

y a TODOS los reaccionarios corruptos,

chupando la riqueza de la gente,

arruinando la tierra,

contaminando el agua y el aire,

enviando los jóvenes a una guerra sin fin,

pisoteando nuestra inocencia

y la esperanza de nuestros hijos e hijas.

A cada uno de estos delincuentes

ahora les puedo articular:

¡Qué gonorrea! ¡Hijueputa!

¡Qué chimbo pestífero y apestoso!

¡Qué vaya a chingar a su puta madre!



Decimotercer poema—7 Agosto

 

Hasta ahora

los poetas han evitado

el tema de las rodillas.

¿Por qué nadie escribe

sobre las rodillas?

Específicamente

las rodillas de las mujeres

sobre las rodillas

de una mujer

que se escondió

de un asesino

en un armario

de almacenamiento

durante dos horas

sobre las rodillas

de una mujer

que hizo un altar

y oró durante trés años

sobre las rodillas

a la diosa desconocida

dentro de ella

para salvarla

de los hechos básicos

de su propia vida

sobre las rodillas

de una mujer

que se ponía

de rodillas todas las noches

para complacer

a un hombre cruel

que decía

que la amaba

pero lo que amaba

era verla

sobre las rodillas.

 



Kim Jensen (www.kimjensen.org) es una escritora, poeta, educadora y activista política en Baltimore que ha vivido en Francia, California y Palestina. Su primera novela experimental sobre una turbulenta historia de amor entre un exiliado palestino y un estudiante estadounidense, The Woman I Left Behind, fue finalista del libro del año de la revista Foreword. Sus dos colecciones de poemas, Bread Alone y The Only Thing that Matters fueron publicadas por Syracuse University Press. Activo en el movimiento por la paz y la justicia desde hace muchos años, los artículos, ensayos, poemas e historias de Kim han aparecido en numerosas revistas y antologías, incluyendo Mondoweiss, Extraordinary Rendition: Writers Speak Out on Palestine, Gaza Unsilenced, Bomb Magazine, Rain Taxi Review, Revista Al Jadid, The Baltimore Sun, The Oakland Tribune, Left Curve, Liberation Literature, Al Ahram Weekly, Sukoon y Mizna. En 2001 ganó el Premio Raymond Carver por ficción corta. Es profesora de inglés y escritura en el Community College of Baltimore County, donde es la fundadora de una iniciativa interdisciplinaria que demuestra la conexión entre el aprendizaje en el aula y la justicia social. Ella es copresidenta del Partido Verde de Baltimore.
Cuando Kim estuvo en Colombia en el verano pasado, viajando y completando la investigación de su novela “Olvídate de Jerusalén,” escribió un poema todos los días en español en un intento de aprender español. Estos son algunos de sus poemas de julio / agosto de 2017.

Colaboración: Luisa Isabel Villa Meriño



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