ARIANA IBÁÑEZ



UNA EPÍSTOLA PARA DECIR ADIÓS


cuando vivíamos en el norte
hacía mucho calor
no conocía la seriedad de vivir a            
                   másdecuarentaycinco grados
(y un chingo de cerveza)
encendíamos el clima           
y leíamos en inglés

nunca leímos poemas
pero vimos
cuatrocientos videos en inglés
pornoastronomía
cómo prender un asador
y las elecciones

nunca nada en español
nunca nada de poesía



OTRO PARÉNTESIS
(SATURNO)

hace unos días llamé a mi astróloga
léeme el cielo
        le dije
soñé planetas
y mantarrayas en dos piernas
que salían de olas gigantes
mientras mamá y yo nos ocultábamos
debajo de una escalera hecha trizas

siempre he confiado en mi intuición
          parece
que sucederá algo importante


PRIMER INCENDIO


quiero desafiar
el silencio
y decir
que me gritaron puta
no una
ni dos veces
sino diario

me acuso de serlo
si acaso significara
besar a mis mejores amigos
en una fiesta
o acaso dormir
con una mujer
que conocí la misma noche​

entonces
no sería suficiente
llamarme puta

busca una palabra
más dura
más valiente
porque estudié
una carrera para
          hombres
donde conocí
a los hombres
más hombres
que he amado
quienes se enamoran
de otros hombres
y no se andan
con pendejaditas
de querer ser los machos
de la colonia

llámame putita
porque tu novio
intentó ligar conmigo
y no tuvo éxito
porque yo tuve la culpa
por usar mi falda favorita
y no él por acosarme

qué escándalo
dios mío

dios mío
líbrame de todos los males
o mejor no
porque los males
no son los que me violan
ni me gritan en la calle
los males
somos mis vestiditos y yo
que no pienso dejar de usar


EJERCICIO PARA DEJAR IR


diga
          hasta pronto
y de vuelta
en la siguiente esquina

si el semáforo está en rojo
          por favor
no se detenga
no eche de menos

repita si es necesario
          sino
a la chingada
sólo
márchese y ya




Ariana Ibáñez nació en el Estado de México en 1990. Actualmente radica en Querétaro. Estudió Ingeniería en Sistemas Computacionales en el Tecnológico de Monterrey. Ha publicado dos poemarios bajo la editorial Cosa Nostra Cartonera y tiene publicaciones en la revista Fanzine RI. Ganó el primer lugar en el concurso de Creación Literaria del ITESM en la categoría de poesía. No le gustan los estornudos.

CLAUDIO BERTONI




MI MADRE Y YO

Llevamos una vida
perfectamente triste
y tranquila.
Yo voy de compras
ella cocina
y yo lavo las ollas.
Vemos televisión
desde las dos de la tarde
hasta la una de la madrugada
haciendo intermedios para comer y orinar.
De noche aseguro las puertas
apago las luces
y vuelvo a mi pieza
no sé si desvestirme
y tampoco me decido a leer ni hago abdominales
no tengo ánimos para pensar en nadie
y sentado al borde de la cama
siento nostalgia del tiempo
en que solía masturbarme.



7/97

"¿por qué no me mato?"
(Cioran)

si muriera uno sólo
pero tienen que morir también las manos
los pelos
en mi caso las pecas
la enorme cantidad de pecas
que me cubre la cara y los brazos
las uñas que son duras tienen que morir también
y los treinta y dos dientes que son más duros todavía
Tienen que morir todos los huesos ¿se imaginan?
y las venas las correosas venas
tiene que morir también
toda esa piel tiene que morir
y todos los pelos
con su vaivén de huiros
tienen que morir también
Todo tiene que morir
y forma un taco muy difícil de morir
muy hosco
muy trancado
un tapón indestructible casi
mudo
taimado
muy difícil de sacar
muy difícil de matar.

 TEOLOGÍA VENGATIVA

Dios comprende a los que no creen en él
dios es un hombre inteligente
dios fue hombre y dudó de él
o al menos de su padre
y dudó tanto y con tanta intensidad que sudó sangre

¡cómo no va a comprender a los que no creen en él!

él mismo sabe que si fuera hombre no creería en él
que si fuera hombre todo el tiempo no creería en él
él conoce la inteligencia de un hombre
él mismo inventó la inteligencia del hombre
así que sabe mejor que nadie
que la inteligencia no puede creer en él. 

MÁS Y MÁS TURBACIÓN


Llego y
me masturbo
¿Que más
puedo hacer?
Me alivia
eyacular
fuera de ti.
No dártelo
todo a ti
todo el tiempo.
Y no es
una masturbación
cualquiera
-como
la de la vaca
lechera-
Es
una masturbación
ausente
.......... sin sentido de culpa
.................................... sin curas
sin religión
............. sin sexo casi.
Es
una guerra
contra ti.
Me
tengo
que defender
de alguna manera
Y
me
masturbo
mirando
a una
modelo
italiana
.......... -la sensualitá
.......... under 20-
parecida
a ti.


COCAÍNA


Mientras
ordenaba la
pieza encontré
tu calzón.


Es
increíble
que todavía
huela tanto.


Me
lo llevé
a las narices
como cocaína.

ERRATA

dice agnóstico.
debe decir agónico

TWO OF A KIND

Pobre vieja
Rezándole a Jesús.
¿Qué puede hacer
También el pobre?

Colgado ahí.


Claudio Bertoni (Chile, 1946) Con-Cón, fotógrafo. Ha publicado El cansador intrabajable(Inglaterra, 1973), El cansador intrabajable II (1986), Sentado en la cuneta (1990), Ni yo (1996), De vez en cuando (1998), Una carta (1999), Jóvenes buenasmozas (2002), Harakiri (2004), No faltaba más (2005), Dicho sea de paso (2006), Rápido antes de llorar (notas, 2007), En qué quedamos (2007), Piden sangre por las puras (2009), Chilenas (Fotografías, 2009), Desgarraduras (fotografías, 2009), Fragmentos escogidos (recopilación de entrevistas, 2010), ¿A quién matamos ahora? (2011) y Adiós (2013).

Colaboración: José Antonio Íñiguez

ARTURO CARRERA




LA FAMILIA

Sobre la familia
de un dibujo cortado en
los colores
El vientre cortado,
los juguetes.
¿Para qué volver a la unidad?
La naturaleza era la imitación del padre,
la mirada ilimitada de la Madre: y el amor,
aunque probablemente no era el amor, reclamó
una breve caída sobre otros silenciosos
tiempos.
Reclamó los niños que se hundían
en el follaje estrenduoso,
en la espuma de las ramas. Reclamó todo
lo que fingía, para sí breves vidas, y
toda la pequeña presencia que ardía,
todas las misteriosas nominaciones, todas
las mentiras fugaces de unos gestos en púas:
el campo destruyó el dolor
y eso se percibía como prueba de soledad
en el paisaje.
Después el pisoteo,
la masacre del deseo: el no poder
reducir a común denominador materno
el padre malo y el abuelo tramposo.
La mirada dulcísima en esa noche
que sólo se abriría para dormir...
que acaso ya no sostenía
un ritmo: grillos esquizofrénicos.
¿Amantes?
Cuerpo fascinante y pequeña dominación.
Vibración de unas caricias que todavía crujen
en nosotros como suavísimos derrumbes de luz.
¿Amantes?
Y en la felicidad de los gritos
¿quién consintió apoderarse
de un nombre único pero querellante?
¿Quién, durante la vida,
en el vapor urticante
de todo un secreto?


EL AGUA ROSILLA

in memoriam Silvia Redondo
¿suena un teléfono?
Es imposible, aquí, en el campo.
A menos que obedezcamos
a otras razones, a otras malas costumbres
iconográficas.
Es un pájaro que suena igual;
o la mixtura informe de dos frases
trinadas, que saltan a la vez de un gaznate
abierto al cielo,
a otro...
volcando una materia multicolor y
tan densa en "estados" que...
Ningún orden nos vincula al pasado.
No obstante...Eramos el sentido
de una desaparición, la pérdida absoluta
del sentido: nos buscábamos como piedades
escondidas, todavía invisibles, todavía
impalpables.


EL POTLATCH DE LAS SIESTAS

Un coloquio remoto se hundía en la exageración
(miniatura de una incertidumbre
que lo amparaba): Algo querrá ahorrarnos
siempre, la pena de la escritura
El campo.
Todas sus cruzadas de comadronas
invisibles.
La arena de oro el sentido y del sentido,
madres desaparecidas. Vuelvo a una patria
de terrores pueriles y asaltos
a la pequeña oscurecida urbe
de la memoria: Oh, tristeza
Me has enfrentado al lujo insoportable
de mi desnudez.
Aquí está el mapa de lo reído y de lo
por reir.
Los lugares que deslizan su ritmo reificado
El tiempo
que contrae
el abismo
de los niños.
Hay que enfermarse.
Hay que enloquecer.
"Hay tres minas jugando
al Ludo, podés creer?"
-dijo Mariano.
"Parece que juegan y
cuando las mirás fijamente
desaparece el tablero".
"Estás en pedo -dijo Julio.
"Más borracho que ellas".
Busca el agravio de la alucinación
compuesta (se despereza en estos
campos)
Sus patios para dar mis vueltas.
Sus sótanos para retocar heroicamente
los homenajes al cuadrado.
El campo.
Unas cartografías silbadoras. Colores
repetidos en los timbres, oh, monjes:
Vosotros que de la plegaria hicisteis
una partitura, un mapa para el acting
de escoger de la luz la calentita sombra
quejumbrosa.
Vosotros,
para quienes el mal y el bien
son el paisaje: el paseo más puro
de la contemplación
Estamos en Indio Rico,
a escasos kilómetros de Pringles y
es la industria de los noveleros,
con sus flechas de macizo oro y sus
boleadoras de pepitas áureas forradas
de billetes de cuero...
Estas son dunas, dunas mínimal, y
estas son napas con láminas de mica
traspapeladas.
Ahora estoy en Pringles,
en la azotea de mi casa donde soy Vatek,
con mis astronomías lanares y gozo,
como también de día gozo, tendiendo
desnudo la ropa: paso por el silencio
costumbres que el almuédano corta
al llamar a la Meca: duda, por todas
sus geometrías secretas donde la luna
entierra unas cerezas frías...
Hijo,
y padre.
Pero con un juego limpio
bajo la nariz ganchuda: el amor,
el equilibrio tumultuoso del "galpón"
donde unos tumultuosos quemaban los
juguetes y el trigo.
Malones.
Malones señores pintados con su crueldad
que cunde como el fuego del deseo
en la pampa.
Pero hay el barullo de lo pequeño, aún,
cruzando el cielo matizado sobre
cardos y escobas albinas y estolas plateadas.
El brillo del panadero, erizo suavísimo
con su relámpago tieso de madrugada,
y también el llanto,
el llanto ameno del siringo, angustiante,
y prolongado...
Estímulo de la secreta alegría de la sensación
de simular tantos discursos y prometer más
mímicas,
más mordeduras.
Algo que quiere ahorrarnos
la pena de la escritura: No hace mucho le
dije a Emeterio: No he fundado ningún sistema
nuevo de lectura; nada original: ni siquiera,
volverme imperceptible... ahora enmascararnos
los brazos, las manos... (No dijo nada y después
pensando que iba al mar con los chicos dijo:
"Comprate una sombrilla, es algo que puede
durarte años").
Genet sabe que el goce le es negado por
principio -dijo Sartre.
¿Yo busco el agravio de la muerte?
No; enumero el sentido de una desaparición
escrupulosa:
el arco iris no.
los niños no.
un amor no.
un cuerpo que al pasar
deja que el deseo nómade se precipite en él
como una nevisca incandescente,
como una lluvia
fulminante. No.
una idea célibe no. viuda no.
una frase fastuosa que aparece
en la mitad de un ingenuo
momento,
de una ingenua desaparición
Del campo. No.
Del fauno o silvano que aflojó los cordones
soltó los ojos en los manojos de doradas
espigas. No.
Un sileno no.
Un coribante con su falo serruchado
en la mano,
bailando y restallando de dolor,
bailando y restallando. No.
Genet sabe que el goce
le es negado por principio:
Natachita me trajo su libro de cuentos
y Natacha, la madre, leyó en ruso.
Un cuento que no entendí, pero que
disfruté bestialmente
como una bestia que se sale de su ajustada
maya.
Natachita me miraba.
Liliana agachó la cabeza y alzó, imperceptiblemente,
los difíciles hombros: Ella también escuchaba...
Natacha cantaba, en realidad, ese cuento
maravilloso. Cuando terminó, alguien dijo: "¡Qué lindo!"
Natacha se apresuró a explicarnos que era un cuento
que le leían asiduamente a Pushkin.
Me despedí de todos ellos, como siempre,
besando a cada niño: coronando con un acto de
malsana estupidez aquella estupenda "lección"
de poesía.

WASHINGTON CUCURTO

Vladimir Takac


PAPA PUÑOS DE DINAMITA

Todos los paraguayos odian a Papá.
Porque ese hombre es un demonio.
Porque cuando suena la cumbia nadie
la baila como él.
Porque papá se cojió a la más linda
de Samber Club,
cuando todos los paraguayos bailaban
cachaca mexicana.
Ahora la luna apenas entra por los 
reservados, una mesita con un vaso
de Gancia a medio terminar...
Papá ha muerto a manos de la colectividad
paraguaya.
Y de nada le sirvieron sus puños 
de dinamita, su fama de secuestrador
de colectiveros...
Y la paraguaya que papá se cojió
en el Samber Club, la que se hacía trincar
con todo aquel que no fuera paraguayo,
baila en el escenario.
La luna, afuera, ilumina la Estación
Constitución.


DE LO QUE LE PASO A RICKY AL CAER SOBRE UNA SINAGOGA

¡Qué gente! 
Jamás habías estado, Ricky, tan alejado de Salta.
Pero de esa manera te botaron,
en pleno recital de cumbia.
Y volabas por los aires, ¡sin escalas!
atravesaste Córdoba y Tucumán,
y caíste en el mismo momento en que todos
estábamos bailando
bailando y cantando en la iglesia
de la calle Anchorena,
dejaste un gran aujero en el techo.
¡Ricky volador! ¡Oh chapulín norteñito y volador!
Fuiste a dar sobre el parlante
¡justo sobre el parante!
y de refilón caiste sobre la cabeza del peruanito
que estaba cantando en el escenario,
quedaste frente al micrófono.
¡Ricky! ¡Ricky! gritaban las peruanitas 
y las bolitas que querían tocarte.
¡Qué atracción! ¡Qué sensualidad!
Todos creímos que eras el hijo de Dios
Jesús disfrazado, el plomo de Jesús.
¡Otra vez ese plomo!
¡flaco raquítico ése!
con un metro menos y afeitadito.
¡Pero como hizo ese lungo, para bajar de altura!
¿Cómo hizo?
¿Se hachó las patas?
Todos creímos que era Jesús (perdónanos, Ricky).
¡Qué gente!
Caíste en el momento en que Enzo Francescoli
bailaba con una peruanita tetona,
¡bien tetona!l
los dos mundos se mueven de arriba abajo,
sin parar, sobre la cara del Enzo,
como queriendo adelantar su perdición.
Después saliste a la calle y te corrían
las peruanitas por la Yan-yoré.
Afuera estaba parado jesús, ¡el verdadero!
Jesús, el plomo, acusándote de copión.
¡No le copien a Jesús, no le copien 
al copión maravilloso de Jesús!
Entonces las peruanitas, hechas un demonio,
lo corrieron hasta Tucumán y Agüero
envueltos en un ruido ensordecedor
armando gran alboroto.
¡En el centro de toda belleza!
Llegaron los ratis de la 21
y todos caímos dentro del celular.


AMOR DE COLECTIVERO

Así debe ser tu amor,
como el amor que siente el colectivero
cuando ve subir a la pendejita
de quince años.
Y no puede tocarla sus dedos no pueden
tocar nada mas que el volante
y sus ojos no pueden ver otra cosa
que no sea el vidrio sucio y empañado.
Así debe ser tu amor,
como todos los que aman en el Abasto
y sueñan con voltearse a esa pendejita
en los asientos traseros del 46;
mientras Papá va al volante.
Papá y sus ojos rojos y alcohólicos
de venitas blancas...
Papá y su vida volada
creyendo en el amor de Dios
en el Evangelio como única forma
de conciencia…



ASALTO DE LA GANDHI

Nunca habías estado, Ricky,
en semejante estado deplorable,
con 50 peruanitas y el Enzo.
Nunca te lo hubieras imaginado, Ricky.
Jamás pensaste en el ruido de la caja de chapa.
Pero ahí estabas, 
soportando esos conchazos,
¡el fuego de la admiración limeña!
Con este calor,
Ricky tendrás que esperar hasta 
el próximo invierno.
La caja de chapa del celular
se movía de un lado a otro
al doblar las esquinas,
¡Y eso hacíamos nosotros!
No veíamos la hora de bajar,
el Enzo sacó de su pantaloncito N° 9
una ganzúa, y forzamos la puerta del celular.
El Enzo voló como un avestruz.
¡Dónde nos llevan estos botones!
¡Qué gente!
Estábamos en Corrientes y Paraná
¡pleno centro!
Con el charrúa goleador nos metimos
en Gandhi,
había una mesa llena con los libros
de Juanele.
¡Quién le puso Juanele!
¡Esos rosarinos que no conocen el río!
El Enzo se llevó los tomos de En el aura
del Sauce,
¡Y ahura era corrido por un sauce!
Un vendedor ato, con barba y pelo largo.
Salimos corriendo a todo lo que da,
el Enzo me pasaba el libro a mi,
y yo se lo pasaba de nuevo...
¡Otra vez Jesús! ¡la chota de la lora!
¡Se me pone la piel de gallina!
¡chui! ¡chui! ¡chui! ¡Que fresquete!
¡Jesús del mármol! ¡Jesús del mármol!
¡Vení gallinita! ¡Chilenita! ¡Vení que acá
tenés a tu stopper! ¡Pasá al líbero!!!
¡Vení a tu último hombre!
¡anímate al gol! ¡y te parto al medio!
¡vení gallinita! ¡vení que acá tenés
marca personal!!!
El lungo venía pisándonos los talones,
de repente al doblar por Montevideo
vemos el celular con las puertas abiertas
y Ricky, tratando de zafar de las peruanitas
¡Qué desgracia!
Era la única manera de perderlo
al lungo ése,
¡Qué si nos agarra nos mata
y nos entierran con Juanele!
Así que nos subimos de nuevo al celular
podés creerlo, Ricky, escapar
de un celular para volver a entrar.
¡Qué locura tan loca!
¡Qué gente!

Washington Cucurto es el seudónimo de Santiago Vega, quien nació en Quilmes en 1973. Es narrador, poeta y editor. En el año 2003 fundó la editorial Eloísa Cartonera, la cual da lugar a autores inéditos y también pocos leídos en el país, sobretodo de América Latina. Sus escritos cosechan admiradores y adversarios por igual desde la publicación de Zelarrayán en 1997 y hasta el día de hoy continúa una fructífera producción literaria que le dio renombre nacional e internacional.
Zelarrayán obtuvo el primer premio en el II Concurso Hispanoamericano Diario de Poesía (1997)

Entradas populares

Lxs más leidxs